Nuestro segundo día en Fes comenzó con el desayuno en el hotel Riad Nassim que era té o café, como cuatro estilos de pan: uno de maíz grueso llenon, otro que era como de harina un poco dorado con mantequilla y por último el típico baguette. Como acompañante del pan había miel, mermelada, queso y mantequilla.
Ya alimentados era momento de salir a perdernos en los callejones. Salimos y estaba chispeando las calles en su mayoría estaban llenas de lodo y yo solo pensaba ¡Mis botitas de gomita noooo! Empezamos a caminar y de repente un chico nos dijo que el mercado quedaba por la calle contraria a la que íbamos y empezó a caminar nosotros como ya éramos turistas bien entrenados lo empezamos a seguir. Nos empezó a contar cosas como el número de callejones que había en la medina y los principales barrios que había y ese tipo de cosas de repente era oficial ya teníamos guía.
El guía era como una especie de trampa para turistas, porque nos enseñaba lugares pero luego aplicaba algo como “si si esta es una casa de 400 años de antigüedad pero ahora es una tienda”, nos metíamos y empezaban a platicarnos y mostrarnos como elaboraban alfombras y una variedad de textiles. Cosa interesante pero que tenía una intensión de venta.
Desde el principio les dijimos que no queríamos comprar, pero se esforzaban tanto. Eran mas insistentes que un vendedor de tarjetas de crédito. Se desgastaban enseñándonos y explicándonos las cosas y al último nos veían con cara de “si no quería comprar me hubiera dicho”. Pasamos por una tienda de chamarras, carteras, babuchas, infinidad de cosas de diferentes tipos de pieles. Primero nos explicaban como procesaban la piel y ya después insistían en venderme una chamarra con mil cualidades casi casi curaba el cáncer.
También visitamos una farmacia naturista Berbere como había algo de gente no nos prestaron mucha atención y aprovechamos para huir. Visitamos una guardería donde solo yo entre y los niños empezaron a cantarme una canción y yo sin saber como comportarme en esa situación solo les decía “cool cool” y la maestra me decía “tomales una foto”. Terminaron de cantar y yo corrí mientras nos despedíamos.
El recorrido fue como de dos horas de las cuales 40 minutos eran de ventas. Como buena mujer después de un rato ya necesitaba ir al baño, apenas le iba a comentar al guía cuando dijo “estamos por llegar a su riad”. El comentario fue un poco extraño porque no recordaba que le hubiéramos comentado en que riad estábamos ¿acaso me había perdido parte de la conversación o era un guía acosador? Le iba a preguntar a Geo pero el guía hablaba un poco de español así que me espere para llegar al riad. Efectivamente jamás le mencionamos donde nos estábamos quedando.
Como les había comentado la gente en Fes es amable pero también hay personas muy mañosas. Por ejemplo en el riad no tienen mapas y eso de cierta manera te obliga a contratar a un guía al menos en lo que le medio entiendes a cada callejón. Nuestro guía se llamaba Abdul y era un chico estudiante muy buena onda pero el precio de sus servicios muy caro 200 dirham nuestro error fue no acordar el precio desde el principio.
Regresamos al riad y descansamos un rato. Aun no habían hecho el servicio a la habitación cosa que me molesto un poco porque no estaba precisamente limpia cuando nos la dieron. Pero como aun no se resolvía el problema del pago con la reservación decidí no decir nada. En el riad nos juraron que nunca les llegó el dinero y que necesitábamos pagar las noches y pedir a Expedia el reembolso.
Mi perspectiva es que realmente ellos cobraron doble el dinero porque nunca hicieron ningún intento por comunicarse con la agencia. El consejo es que si piensan viajar a Fes, paguen al llegar al riad para evitar estas situaciones. En cuanto al servicio de la habitación jamás lo hicieron, claro que pondré mi reseña negativa en TripAdvisor.
Salimos a comer y llegamos a un pequeño restaurante, como fondita, donde nuevamente le preguntaron a Geo si era turco. A esas alturas ya empezaba a dudarlo y solo pensaba ¿cual es tu velda Geo?. Como teníamos hambre no había momento para el drama. El chico que atendía el lugar nos explico los platillos entre ellos una ensalada que era como un jitomate picado, sopa de lentejas, sopa de habas, berenjenas empanizadas, pescado frito, un guiso de pescaditos con papa en salsa de jitomate.
Yo pedí una sopa de lentejas porque ver tantas cabezas de animales muertos que decían “no coman carne nosotros también queremos tener familia” era ¡muy triste! Eso y el olor del medio día de los animales muertos me habían vuelto vegetariana por unas horas. Geo pidió el plato de guiso mágico.
La comida en la fondita nos salio solo en 24 dirham mientras que de la cena “cuatro tiempos” que habíamos tenido la noche anterior habían sido como 359 dirham. Eso si es una diferencia de precios.
Llenos y con mi iniciación en la vida vegetariana seguimos caminando por los callejones llenos de mil y un cosas, chamarras, babuchas, llaveros, pan, sándwiches de carne misteriosa, artesanías, locales de ropa. Yo me acorde mucho de los mercados que se ponen en calle en México, de repente solo escuchabas “amigo ven a ver” a lo largo del recorrido por los callejones teníamos varios amigos.
Llegamos a la parte donde estaba la muralla y sacamos algunas fotos, en esa parte había puestos de ropa usada y algo de basura mis sentimientos por Fes aun eran confusos no podía tener un veredicto ¿me gusta? Creo que fue una experiencia padre pero no volvería estar entre tanto callejón con la sensación de perderme no había sido de mis favoritas.
El plan que teníamos era ver el mercado al aire libre de comida que se pondría después de las 6:00 de la tarde. Así que tendríamos que permanecer por la zona, nos acercamos a el área de los cafés para tomar un te marroquí (té verde con menta). Algunos cafés eran solo para hombres así que primero nos asomábamos para ver si había mujeres. Por la situación del turismo parecía que algunos lugares se habían vuelto más tolerantes o simplemente se están adaptando.
Nos sentamos en un café que era para hombres pero al cuál el mesero nos había invitado y pedimos dos tés marroquíes. Yo tenía algo de ganas de ir al baño así que mande a Geo a inspeccionarlos, regreso y me dijo “Capitán ya exploramos las tierras desconocidas y lamentamos informarle que solo hay un hoyo en el suelo” en realidad solo dijo “Rox es un hoyo no te lo recomiendo”.
En un lugar como Fes, la sobriedad parecía ser normal. Por más que veía en los lugares no había cerveza ni nada parecido, de repente entre tanta caminada vi un lugar con las palabras pub y lo primero que paso por mi cerebro pub es igual a cerveza ¡gracias Dios! Vimos el menú y si había cervezas y lo mejor de todo las instalaciones del lugar era seguro que encontraría un baño decente, tomamos una cerveza llamada Flag que era nacional y el precio fue de 80 dirham. Un poco cara pero ya saben como funciona la economía, oferta y demanda.
Contenta por la cerveza y los baños decentes que había encontrado Fes ya parecía un buen lugar, de repente Geo dijo “ups el mercado era en Marrakesh no aquí”. Ta con la verdad expuesta regresamos al hotel descansamos un rato ya eran las 7:00, hora de conseguir cena. Salimos al mercado, ya estaban cerrando algunos locales lo cual no me agradó y así más difícil ubicar el camino de regreso por lo que acordamos que compraríamos para llevar lo primero bueno que viéramos.
Llegamos a un puesto y pedí un emparedado de salchicha de pollo y recibí un emparedado de pollo con papas a la francesa por el precio de 15 dirham. Seguimos caminando y compramos una dona por 1 dirham. Por último cuando íbamos ya de regreso al riad vimos unas cacerolas con pollo al vapor y otra carne que no supimos de que era, Geo preguntó que era y el señor de dio un plato para que degustara el sabor es la mejor explicación y por supuesto lo convenció. Solamente a señas se entendieron.
Con comida en mano era momento de regresar, nos perdimos un poco y yo ya estaba nerviosa no quería que se hiciera tarde. Sanos y salvos en el riad nos quedamos en el área común y pedimos un té. Platicamos un rato, antes de subir al cuarto volvimos a preguntar si tenían alguna novedad del dinero y según ellos nada la situación.
Al día siguiente, sin novedades de nuestro reembolso, nos ayudaron a tomar un taxi en las afueras de la Medina que por unos 20 dirham nos llevo a la estación de trenes. Llegamos justo a tiempo para tomar el tren a Rabat aunque sale con una frecuencia de unas dos hroas.
Puedes encontrar la primera parte de esta narración.
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