Este fin de semana tuvimos un pequeño viaje de carretera, Rox y yo con un par de amigos (Ricky y Héctor) a un pueblo aquí en Jalisco llamado Mexticacan que pronto Rox platicara lo acontecido por allá. En cambio yo contaré acerca de nuestra primera escala en el viaje que fue la ciudad de Aguascalientes que yo conocía hace muchos años y no recordaba nada.

Llegando a Aguascalientes

Nuestra estadía en la ciudad de Aguascalientes fue breve, solo un par de horas pero me quedé con ganas de regresar pronto, y como es cercana a Guadalajara creo que lo haré pronto. La ciudad en sí es pequeña, con lindas calles en el centro histórico que está lleno de pequeños comercios como restaurantes y bares bastante coquetos, así que varios museos que tuvimos oportunidad de visitar uno (Museo Nacional de la Muerte) que ya luego contaré.

Para el desayuno, Ricky que es nativo de la ciudad, o al menos eso nos dice, nos recomendó pasar a unas tortas de lechón en el centro. Como amante de la comida porcina no me pude negar, aunque la tortería del Mono no fue tan especial como esperaba, quizás algo en la salsa, quizás algo en el lechón, pero no logro tocar esa fibra para generar un “debo de regresar”. En cambio el café Rosinal si fue de mi agrado, me recordo mucho a la Flor de Córdoba aquí en Guadalajara.

Patio de las Jacarandas

Dimos un breve paseo para bajar las tortas o lonches, apreciando los murales del Palacio de Gobierno hidrocálido, que al verlos recordé que ya los había visto años atrás. Son buenos murales, muchos detalles y muchas escenas diferentes que curiosamente no es de un mexicano, sino de un chileno de nombre Oswaldo Barra Cunningham amigo de Diego Rivera. El mundo de los muralista en aquél entonces era pequeño al parecer. Pero no solo por tapatío, pero me gusta más los murales de Clemente Orozco como ya he repetido en artículos anteriores.

Yo con los guías oficiales, Ricky y Hector

Tuvimos un breve recorrido, y un poco apresurado porque ya estábamos algo fuera de horario, por San Marcos donde se celebra la Gran Feria de San Marcos con su apetecibles bares y merenderos para pasar un buen rato. Cosa que no hicimos porque la comida estaba ya reservada para buscar algo menos mexicano pero extrañamente local en Aguascalientes, la comida japonesa.

Como dice Rox: la del recuerdo

En la ciudad de Aguascalientes al parecer hay una influyente comunidad japonesa que vino a parar por aquí por las grandes ensambladoras de autos como Nissan, y con diversos detalles curiosos que puedes ver en la ciudad como letreros en japonés en taquerías, la comida japonesa por estas personas o bien guiados por ellas es una parada foody obligada. Hay diversos restaurantes muy buenos según me platicaron pero yo tenía en mente un platillo llamado okonomiyaki así que fuimos a Vínculo que se encuentra en Av. Aguascalientes Sur #2617, Aguascalientes.

Llegando a Vínculo

Este lugar esta cercano a la Isla de San Marcos que es parte de la feria de San Marcos, y no esperen algo elegante ni decorado como restaurante hipster pretencioso de comida pseudo-japonesa (tu sabes de que lugar hablo). Nada de eso, aquí hay un pequeño toldo con kanjis y hiragana que invitan a un lugar modesto con una gran plancha al final que es donde la magia tiene lugar, una pequeña capa de harina con especias, col, tocino, ramen y huevo, coronado con deliciosa salsa de carne especial para este platillo. Es más fácil probarlo y fascinarte que intentar explicar la algo extraña preparación del okonomiyaki, que es difícil de hacer y toma un rato en hacerse. Se puede pedir el normal, o dos especiales que uno es de mariscos y otro de hígados de pollo con jengibre rojo. También hay ingredientes adicionales con costo extra.

Delicioso Okonomiyaki especial de Vínculo con jengibre rojo e hígados de pollo

Vínculo quedó como una sonrisa mientras conducía hacía el siguiente poblado en nuestro pequeño viaje. Pero entre los deseos de conocer más Aguascaliente y las deliciosas japonesas que se pueden encontrar solo puedo decir que estoy verificando mi calendario para poder encontrar un fin de semana y escaparme de nuevo.