Casablanca es la ciudad más grande de Marruecos y representa un centro económico muy importante para el norte de África. A distancia de una hora se encuentra Rabat, la capital marroquí. Casablanca cuenta con un gran puerto que es gran parte de lo que se puede observar en la ciudad que no cuenta con muchos atractivos turísticos pero se puede encontrar un ambiente más relajado y menos conservador que en ciudades como Fez o Marrakesh.
Entre las pocas atracciones que atraen a visitantes se encuentra la Mezquita Hassan II, la tercer mezquita más grande y la alminar (o minarete) más alta del mundo que tiene unos lasers que apuntan hacia La Meca. De hecho es el edificio de fines religiosos más alto del mundo. Esta mezquina es bastante moderna pues cuenta con una madraza (escuela musulmana), biblioteca y algo que parecía un museo cuando la visitamos. Hay visitas guiadas para los no-musulmanes en el interior de la Mezquita, pero por mala suerte el único día que estuvimos en Casablanca cuando llegamos ya había comenzado el tour.
El lugar donde fue construido la Mezquita Hassan II, es un poco peculiar, pues se encuentra en la costa del Atlántico, toda la parte de atrás del gran complejo es mar. Es bastante agradable a la vista, caminar por sus impecables suelos, donde por cierto puede albergar 80 mil creyentes en los patios y 20 mil en el interior, y mirar el oceano por los balcones.
La Mezquita Hassan II da mucho que pensar. Observar tan elaborado y costoso edificio, y a solo escasos metros colonias nada favorables. Fuera de estos barrios, hay un buen número de nuevos complejos tipo “marina” en construcción por toda la costa, lo que no se nota en las otras ciudades de Marruecos que visitamos. Al igual que en Rabat, existe un sistema de tranvía que es pequeño pero útil. El tren es el medio bastante común para moverte entre Casablanca y el resto de las ciudades o el aeropuerto Mohammed V.
Respecto al aeropuerto internacional de Casablanca, Mohammed V, es increíble lo horrible que esta. Considerando el tamaño e importancia de la ciudad, el aeropuerto es triste que es casi imposible conseguir comida que no sea más horrible que la del avión o siquiera que acepten tarjeta de crédito. Que cosa rara, todo lo quieren cobrar en euros dentro del aeropuerto.
Nosotros nos hospedamos en el hotel Ibis Casa Voyageurs que esta al lado de la estación de trenes del mismo nombre. En Rabat es igual, bastante curioso porque parecen réplicas las estaciones con el hotel adjunto. Que es un buen punto para tomar un tranvía o escapar rápidamente al tren. Aparte que esta bastante occidental y hasta cerveza a la habitación puedes tener.
Un detalle que no hemos comentado en otros artículos relacionados a Marruecos, es que cuando ingresas al país te sellan en tu pasaporte con un identificador, que dudo sea único, y este tienes que estarlo usando cada vez que te registras a un hotel. El gobierno marroquí sabe donde estuviste, o al menos eso quieren saber.
Casablanca, por si misma, no representa un lugar para visitar, pero si te encuentras un día o un par de horas por algún vuelo o de pasada por el tren rumbo a otra ciudad, una visita rápida a la Mezquita Hassan II es más que justificable.
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