Todos alguna vez nos hemos sentido valientes y jóvenes con ganas de demostrar nuestra rudeza haciendo actividades extremas. Fue exactamente ese sentimiento de rudeza que nos llevó a pensar que hacer rápel y dar un paseo por las grutas sería una experiencia única y divertida, sobre todo para personas como nosotros que nuestra actividad física era nula. Esa vez no viajamos solos, íbamos con un grupo de amigos. Tengo que aclarar que era la única mujer del grupo por lo cual todos mis actos de cobardía están justificados, tal vez si soy muy valiente pero las actividades eran muy rudas.

Así de divertido me imaginaba el viaje

Era 31 de diciembre del año 2009 y recibir el año nuevo en un camión rumbo a Cuernavaca sonaba como un buen plan. El recorrido era largo y nocturno pero no importaba ”éramos jóvenes YOLO”. Llegamos a Cuernavaca alrededor de las 8:00am el día primero de enero nada como recibir el año nuevo con esa sensación de hambre, salir de la terminal de camiones y ver que las calles estaban completamente solas como era de esperarse. No importaba no podía soportar el hambre por que era joven y estaba lista para hacer actividades extremas.

Caminando en busca de comida

Listos para la acción

Habíamos contratado nuestro recorrido extremo por dos días con Terra 3 Expediciones. El primer día íbamos a ir a unas grutas cerca de Cuernavaca en Puente de Ixtla. Teníamos que hacer rápel de 30 metros para llegar a la entrada de las grutas recorrer 2 kilómetros dentro y después escalar para salir a la humanidad. Después de haber visto películas como Taken, Misión Imposible y Rápido y Furioso estaba preparada para la acción.

Llegamos a las grutas y teníamos que hacer un recorrido de cerca de 30 minutos para llegar al primer punto donde haríamos rápel de 30 metros ¡pura diversión! La caminata fue divertida, yo no sé en que realidad alterna había pensado que llevarme short era una buena idea. Antes de iniciar con el rapel los instructores nos empezaron a explicar cómo realizarlo y que pasaría si soltamos la cuerda que no teníamos que soltar ¿entonces me están diciendo que si mis manos de mantequilla sueltan la cuerda me quedare colgada de cabeza? En ese momento sentí como mi valentía se empezaba a esfumarse en el viento.

Señore, mi cara de ¡ya me arrepentí!

Los primeros 10 metros de rápel fueron divertidos y fáciles. Estaban en pendiente por lo cual se podría decir que era el calentamiento, aún así sentía las piernas un poco flojas y me preguntaba a mi misma ¿con que así se siente la adrenalina eh? ¿quieres más adrenalina? Recuerdo que después de los primeros 10 metros de rápel me acerque al instructor de manera casual y dije “¡Que divertido! Nada más por curiosidad que pasa si una persona prefiere ser una gallina perder su dinero y abandonar el tour”. Solo por curiosidad. El instructor me dijo que ya no había forma de regresar en ese punto la única forma de salir era terminar el recorrido, entonces tuve una idea poco brillante asomarme para abajo. Error, tarde como 20 minutos en poder animarme a hacer el resto del rápel y mientras lo hacía sentía que ya no tenía control sobre mis piernas y créanme esta es la versión corta de todo el drama que hice antes de bajar.

Sobreviví al rápel

Recorrido por las grutas de Chontalcoatlán

Después de superar la sensación de quiero desaparecer y despertar en mi cama ya estaba lista para las grutas, ya había pasado lo más difícil ¿que tan difícil pueden ser las grutas? Me sentía un poco más relajada, era momento de disfrutar el viaje, empezamos a caminar por las grutas y era pura diversión hasta que mi cuerpo sintió la helada agua de la cueva ¡Oh Dios esta es la vida que escogí vivir! Lo difícil del agua helada es el primer contacto con tu cuerpo, ese contacto que te hace preguntar ¿por qué diablos pague para morir de hipotermia? Después de unos cuantos minutos el cuerpo se empieza a acostumbrar a las heladas aguas.

Esa mirada que ven en mi rostro es de reflexión y un poco de arrepentimiento

Sin duda el rápel y la caminata por las aguas heladas fue una de las cosas que más miedo me ha dado hacer pero que la hermosa vista vale la pena. Es un contacto de con la naturaleza que vale la pena vivir, las rocas golpeando mi piel cuando me resbalaba, el agua helada y esa sensación de inseguridad son de las cosas que te hacen valorar la vida, tal vez si volviera ahora lo disfrutaría un poco más ¡Mentiras!

Mi cara de orgullo porque continuaba viva

Recorriendo las grutas de Chontalcoatlán

Parecía que lo había logrado. Estábamos por terminar el recorrido y seguía viva, suficiente adrenalina y valentía ya tenía una historia que contarle a mis nietos. Ya estábamos cerca de terminar el recorrido del día y estábamos llegando al final, el paquete que contratamos incluye comida que eran rollos de atún en tortillas de harina, en aquel entonces no comía atún ni de broma pero con hambre me supo delicioso.

Ultima foto dentro de las grutas

Recuerdo que me estaban dando instrucciones para escalar y salir de las grutas, no necesitaba instrucciones para salir de las grutas mi sentido de sobrevivencia estaba al 100% parecía Spider-Man escalando y logre salir con muchos rasguños pero sana y salva.

Regresamos al pueblo a cenar y descansar, pero dentro de mi tenía un miedo increíble de saber que al día siguiente tenía que hacer rápel de nuevo. Simplemente no lograba entender porque acepte tomar el tour. En el próximo artículo detallare mi terror en las Cascadas.