Todos alguna vez nos hemos sentido valientes y jóvenes con ganas de demostrar nuestra rudeza haciendo actividades extremas. Fue exactamente ese sentimiento de rudeza que nos llevó a pensar que hacer rápel y dar un paseo por las grutas sería una experiencia única y divertida, sobre todo para personas como nosotros que nuestra actividad física era nula. Esa vez no viajamos solos, íbamos con un grupo de amigos. Tengo que aclarar que era la única mujer del grupo por lo cual todos mis actos de cobardía están justificados, tal vez si soy muy valiente pero las actividades eran muy rudas.
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