¡Es momento de hablar de la comida en New York! Las opciones son realmente infinitas desde rebanadas de pizza, enormes pretzels callejeros, food truck de diferentes tipos de cocina. Eso es lo mágico de New York la diversidad cultural que te permite una amplia experiencia gastronómica.

• Katz. Un restaurante que es casi una leyenda donde trabajan casi las 24 horas del día, conocido por su famoso sandwich de pastrami. Es uno de los lugares donde vale la pena la espera porque de que tendrás que hacer fila por unos 20 minutos ¡la harás! Algo curioso del lugar es que tienen una pared llena de fotografías de personajes famosos con el dueño del lugar y justo allí se encontraba una foto del ex presidente de México Vicente Fox.

• Koreatown. Regresando al tema de la diversidad fuimos al barrio coreano para probar una auténtica parrillada coreana. Por primera vez probé el Kimchi que son verduras coreanas fermentadas que se sirve para acompañar los platillos ¡es delicioso! Antes de que llegue la carne llegarán varios opciones de vegetales preparadas de manera tradicional con las que podrás acompañar tu carne sin duda me encanto la experiencia.

• Chinatown. Una de las cosas que realmente me hace feliz cuando estoy en Estados Unidos es visitar Chinatown, los noodles me encantan, pero en mi último viaje probé un poco más de dim sum y era un hecho ¡quería quedarme a vivir en Chinatown! Si tienen la oportunidad visitenla su sentido gustativo se los agradecerá.

• Minetta Tavern. Queríamos probar la famosa carne azul, teníamos que comprobar si el sabor era increíble y este lugar es famoso entre muchas cosas por las hamburguesas de carne azul. Por cuestiones de suerte conseguimos una reservación gracias a una pareja que canceló y fue así como logramos comer en el lugar. El servicio del lugar es excelente desde que llegas te están atendiendo, la comida no tarda mucho en llegar y cuando te la sirven está en su punto, las mesas en el lugar son pequeñas y estan muy pegado a otras parejas por lo que es imposible no escuchar la conversación.

• Bar misterioso. No se realmente en que momento pensamos que ir a un bar donde se especialidad era el vodka de sabores era buena idea, realmente no fue mala idea de hecho nos divertimos mucho y probamos sabores locos como chile, chocolate y otros cuantos. para la degustación manejan un flight de cuatro sabores. Afortunadamente no nos dio cruda y llegamos sanos y salvos al hotel.

• Cerveceria Brooklyn. Si les gustan las cervezas artesanales tienen que visitar la cervecería Brooklyn, el recorrido por el lugar es gratis aunque realmente te platican un poco de la historia de la cervecería, de su logotipo y el proceso para elaborarla, lo que ves del lugar es mínimo. Saliendo del tour podrás visitar la tienda de souvenirs y disfrutar de algunos estilos que solo se comercializan en el lugar así como las cervezas de temporada, la cosa curiosa es que en el lugar no pueden venderte la cerveza directamente necesitas comprar tokens en una máquina los cuales posteriormente cambias por cerveza, cada cerveza tienen un precio en tokens diferente.

• Mercado de Chelsea. El mercado de Chelsea es una excelente opción para comer, es un lugar un poco o tal vez muy hipster por lo que la mayoría de los platillos que se ofrecen en el lugar son orgánicos o de comida fusión que más allá de deleitarse con su sabor tienen que hacer bien a tu organismo. Normalmente me burlo un poco de esto pero fue justo en este mercado donde probé unos huevos con papas y especias que sinceramente ¡estaban deliciosos! De no ser por mis problemas con la lactosa también hubiera probado la malteada del lugar. Despues del desayuno si buscan un postre les recomiendo los cupcakes de Eleni’s.

• Food Truck. Por último pero no menos importante no olviden visitar estas camiones llenas de propuestas gastronómicas a precios accesibles, en general mi experiencia siempre ha sido buena atienden muy rápida y la calidad de la comida es buena. El unico inconveniente por así decirle es que tienes que buscar un lugar donde sentarte a disfrutar de tus alimentos.

Así termino algunos de mis recuerdos gastronomicos de Nueva York, por cierto con mucha hambre.