Ya les había platicando un poco de nuestra aventura en la parte antigua de Estambul. Es momento de darle un cambio a la historia y ver que nos depara la parte nueva de pero antes nos faltaba visitar Hagia Sofia.
Hagia Sofia
El museo Hagia Sofia se encuentra justo enfrente de la Mezquita Azul y también es uno de los lugares que tienes que visitar en Estambul. Hagia Sofia es un lugar muy particular. Inicio como una iglesia católica pero conservando el estilo de las construcciones turcas, después se convirtió en una de las mezquitas más importantes donde solían asistir los sultanes. Para nuestra fortuna en la actualidad es un museo que conserva gran parte de la arquitectura original y te permite darte una idea de la importancia e historia de la construcción.
Habíamos visto las filas que se hacían para entrar al lugar por lo cual decidimos llegar 15 minutos antes de que lo abrieran. Con la ilusión de poder entrar rápido. Pero no éramos los únicos que habíamos tenido esa idea había un grupo de asiáticos antes de nosotros. Por fin abrieron las taquillas y llego el momento de visitar el lugar.
A primera vista luce como una mezquita. En el primer piso en la parte central tienen ese espacio libre para que la gente haga sus plegarias, no sé si sea la palabra adecuada pero la idea se entiende. Al igual que en la Mezquita Azul, resaltan los detalles dorados sobre sus paredes de colores claros. Al fondo del primer piso se puede apreciar una especia de altar adornado con cuadros negros y letras doradas que según información de Geo Wikipedia es la representación que hacen de su dios (Allah).
Para subir al segundo nivel caminas por una especie de pasillo ¿Qué hay en el segundo piso? Se encuentran unas pinturas muy antiguas que hacen referencias a creencias de la religión católica que aun se encuentran conservadas y también se encuentra el balcón donde el sultán se quedaba cuando visitaba la mezquita.
Bazar Egipcio
Si algo nos han dejado nuestras previas experiencias en los viajes es que la comida rica, típica y barata la encontraras en los mercados ¿Pero si estas en Estambul? La repuesta es fácil y difícil a la vez, habíamos dado por hecho que sería en los bazares pero cuando visitamos el Gran Bazar no tuvimos suerte ya que solo estaba lleno de artesanías.
Hasta el momento habíamos comido en restaurantes y algunas cadenas de comida rápida, era momento de probar los sabores callejeros que Estambul tenia para nosotos.
El Bazar Egipcio (Mısır Çarşısı) se encuentra al lado de los puertos de Eminönü y prácticamente al lado de la Nueva Mezquita. Por lo que había visto en algunos programas de TV era casi un hecho si hay una mezquita también tiene que haber comida. ¡Esperaba que esa regla no aplicara solo para el Ramadán!.
Por fin entramos al bazar y el olor a comida me susurraba “Rox te estamos esperando ¡qué bueno que ya llegaste! Estoy casi segura que eso me decía. La felicidad de Geo se vio reflejada cuando vio que también vendían taquitos, como los llaman en España, que son corte pequeños de embutidos mágicos.
Seguimos caminando y estaba encantada con toda la comida que veía en el bazar, por fin lucia justo como en los programas (nótese como veo TV): coloridos llenos de comida de todo tipo desde lo dulce a lo salado, cocido o crudo. Les hablaría más de la deliciosa comida que encontramos en el lugar, pero afortunadamente Geo ya lo hizo en su artículo utilizando palabras fancies, el es más apasionado para hablar de comida y cervezas. Comida turca.
A este bazar regresamos varias veces, pero ese día en particular probamos queso fresco, pan, jugos, tés y un churro mágico bañado con miel ¡Una lagrima recorre mi rostro mientras recuerdo esto!. Si quieren comer delicioso, típico y barato ni se lo piensen visiten este bazar y sean felices como nosotros lo fuimos.
Torre Galata
Geo ya sabía a dónde nos dirigíamos. ¡Me encanta porque siempre tiene todo calculado! Yo solo me dedico a ser turista aunque admito que ultimamente con lo del blog trato de involucrarme más.
Cruzamos el puente de Galata para dirigirnos a la parte nueva de la ciudad. Había gente pescando dejaban la caña y se quedaban a esperar tener suerte, los peces parecían de juguete estaban pequeños como del tamaño de una sardina. La vista desde el puente ese día era bonita, estaba despejado, se veían los ferries, las gaviotas y de fondo las mezquitas típicas de Estambul.
Terminamos de cruzar el puente y me sentía con todas las ganas del mundo. ¿Seria acaso por el medio kilo de queso y pan que me había comido? Se veía que ya nos encontrábamos en la parte nueva de Estambul porque los edificios empezaban a tomar presencia al igual que la publicidad, había más gente y carros. Todo iba bastante bien hasta que empezamos a caminar de subidita ¡nooo!
Había comido suficiente en el bazar así que en teoría podía aguantar esa caminata pero en la práctica solo sentía como mis latidos se aceleraban y el color rojo predominaba en cara. Mientras caminábamos, Geo me pregunto que si sabía a dónde nos dirigíamos y le respondí “no exactamente”, solo esperaba que fuese algo que valiera esas calorías. Las calles lucían un poco diferentes a las del la ciudad vieja, se veían varios locales de comida similares a los que en México llamamos fondas, casi no había gente con sus puestos de jugo y pan tradicional en las calles.
Sentía que el corazón se saldría de mi pecho y que estaba a punto que caer rodando por las calles cuando ¡por fin! Se veía la torre ya estábamos cerca. Llegamos a la torre y la fila para entrar no estaba larga, simplemente era esperar a llegar al elevador que te deja unos cuando pisos abajo del mirador en la tienda de souvenirs, subes las escaleras y listo puedes disfrutar de una excelente vista 360 de Estambul.
Recorrimos la torre dos veces y aprovechamos para sacar fotos, como les he comentado en otros artículos. Cuando tengo la oportunidad me encanta subir a los mirador, por previas experiencia vale la pena hacerlo de día y al atardecer, ver como el sol va cediendo su paso a la noche y las luces empiezan a apoderarse de la ciudad. La torre está lejos del hotel así que solo la visitamos una vez.
Era momento de regresar a el hotel a descansar un poco. Al menos esa era la idea. Decidimos caminar hasta la Plaza Taksin y comer en un local estilo fonda. Encontramos uno con comida típica y barata, por primera vez probamos su famoso postre Kanafeh. Que yo pensaba que era una especie de flan, con hojaldre y miel ¡en mi mente sonaba delicioso! Resulto ser queso ¿por qué? Lo probé pero la verdad no me gusto.
Después de la comida decidimos compras más tés y dar una vuelta por la plaza taksin donde trataría de sacar una foto en la que luciera feliz y no nefasta como cuando llegue a Estambul, la pregunta quede en el aire ¿lo lograría?
Hablando de caminatas ese día me sentía invencible y quería regresarme al hotel caminando, afortunadamente Geo me hizo pensar en mi decisión y tomamos el tranvía. El cual era demasiado pequeño para la cantidad de gente que lo utiliza ¿qué es esto México?
La gente decía cosas en turco y mientras más avanzaba más se llenaba, como estábamos cerca del hotel decidimos bajarnos unas paradas antes. Bajamos y se notaba que era sábado por la tarde, había más gente en las calles pero nada rompió mi corazón como el letrero de happy hour draft beer = cerveza de barril más barata.
Necesitábamos un descanso y rehidratarnos nos quedamos en la terraza del lugar a disfrutar del atardecer y su cerveza Efes que cada día le tomaba un poco más de cariño.
Paseo por el ferry
Era nuestro ultimo día en Estambul y prácticamente ya lo habíamos recorrido todo. Así que decidimos dar un paseo en el ferry, bueno toda la zona turistica. Teníamos dos opciones perder todo el domingo en un tour donde nos llevarían a diferentes poblados cerca de Estambul y no era caro, vimos los comentarios de la gente que ya lo había tomado ¡vendito TripAdvisor! La gente decía que era aburrido que era mejor tomar el ferry al siguiente poblado por cuatro liras turcas y sale cada 20 minutos ¡ya teníamos plan para el domingo!.
Llegamos a comprar nuestros jeton (o token) y el ferry estaba a punto de salir a un lugar llamado Uskudar. Corrimos para alcanzarlo, como era domingo y temprano la mayoría de los pasajeros eran locales y se habían quedado dentro del ferry a disfrutar de la calefacción. Los imagino pensando “ni que fuera turista para salir y pasar frío”. Hacia algo de frío pero fuimos valientes y salimos a tomar unas cuantas fotos y videos, me atrevo a decir que todos los que estábamos afuera éramos turistas compitiendo para sacar las mejores fotos pa el face.
Visitando Uskudar
Después de 10 minutos de recorrido llegamos a Uskudar donde había… Nada. El lugar era mucho más local, y por el día y la hora todo estaba cerrado. Ya era costumbre para nosotros ¡caminar hasta que nos exploten los pies! A final de cuentas teníamos todo el día, literal todo el día.
Después de 30 minutos nos dimos por vencidos sabíamos que el lugar estaba muerto lo único que nos quedaba era tomar un café o algo por el estilo. Encontramos una cafetería y decidimos pasar por un café, un pastel y como plus usar los baños. El señor que atendía el lugar era de edad avanzada muy amable pero no hablaba nada de ingles.
Geo aunque pareciera turco no hablaba nada de turco, normalmente la comunicación no verbal nos ayuda en esos casos (señales) pero como el señor era de edad avanzada nos costó un poco de trabajo. Nos quedamos un rato en el lugar y era momento de regresar a Estambul no teníamos ni idea de que hacer me imagino que girar seria una opción.
Llegamos al puerto e hicimos lo único que nos quedaba por hacer ¡comer!. Geo probo un lonche de pescado con limón los cuales parecían populares ¡gracias pero no gracias!. Ese día nos dedicamos a comer y a relajarnos ya que los siguientes días estarían movidos, visitaríamos Pamukkale y Capadocia.
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