El siguiente post lo escribi antes del incidente con Air France, y no representa cambios a mi forma de ver el país.
Ya estamos a una hora de salir de Marruecos, y poco más de una semana y no entendí nada de los berbere. Estuvimos en diversos puntos desde Fes hasta Zagora, en ryads, kasbahs y en un campamento berbere. Los días previos en Turquía nos ayudaron a ver un poco lo que un país islámico representa pero Marruecos era mucho más árabe. Tenía algunas percepciones muy erróneas de los pueblos musulmanes pero que se fueron aclarando. En general podría afirmar que están locos, que bueno que no beben alcohol jejeje. La vida en las medinas es una jungla, comprendo la aglomeración en tiempos antiguos para unidad pero en la actualidad estos laberintos difícilmente soportan el tráfico y las manadas de turistas hurgando entre los mercadillos y tiendas.
Comenzare con lo más complicado, el idioma. En Marruecos tienen dos lenguas nacionales, el marroquí que es una rama del árabe clásico pero no es árabe clásico y la segunda lengua es la berbere, nativa del norte de África que tiene el alfabeto más loco que he visto, es como un montón de letras griegas y símbolos arrojados al azar. Aparte de estas dos lenguas, tenemos francés en todos lados. Al menos en las areas de mejor desarrollo como ciudades y centros turísticos. Lo curioso que el francés no es oficial, pero es más probable encontrar francés que berbere. Así que por general naces y hablas árabe o berbere, pero ya pronto se pueda aprendes francés porque es indispensable. Eso agrégale que la mayoría tienen conocimiento básico de otras lenguas como español o inglés.
Saber como se escribe pollo en francés y algunos números y cortesías es lo mínimo para no tener problemas de entendimiento en algunas áreas. Muchos menús de comida en francés y árabe, y nada más. Pronunciar árabe es un poco difícil y la verdad dudo que ni gracias lo decía correctamente. Pero era divertido intentarlo, así que lo hacía. Según un guía, por regla si no conocías a alguien le hablaba en árabe, ya después hacían ajuste, si era necesario, a berber o francés. Vida complicada, aunque quizás solo para gente en el área de turismo.
Los baños fueron extraños. Hay ciertas diferencias, como que casi no hay migitorios sino retretes, y estos muchas veces eran mixtos. Si no hay una fuente para las ablucion antes de rezar, los baños se llenan de gente lavandose los pies. En los retretes las puertas casi no servían. Y lo curioso es que no respetan las filas, sobre todo los ancianos, se pasan enfrente tuyo sin decir palabra tanto en el baño como en alguna taquilla. Y al parecer a nadie le importaba, no es que fuera a morir pero no entendí por que no podían seguir reglas básicas.
Aunque conocimos gente muy amable y hospitalaria, había mucha gente ventajosa sobre todo con los turistas. Te estoy observando Marrakech. Intentando cobrarte, en Euros, por fotos que ni siquiera era sobre ellos. Rox tomó una foto en el mercado de Marrakech, donde a lo lejos están unos sujetos con víboras y uno de ellos me exigió dinero como si hubiera pedido una foto con la víbora sobre mi. Obviamente me negué a darle. Igual en los puestos de comida si eres turista te cobran el pan para comer las brochetas, cuando es parte del platillo. Es normal que este la comida más cara en áreas de turismo, pero hay límites y muchos marroquíes los sobrepasan.
Quien nos dio mucha información sobre el país y su gente fue nuestro conductor y guía a Zagora, que nos permitia aclarar temas con tabú como las múltiples esposas en el Islam, y otros temas como el manejo del reinado, porque si, hay un rey en Marruecos y no es un hecho tan conocido. Si bien el viaje en carretera hasta Zagora valio la pena, fue muy cansado. Pero el paisaje ofrecido, por las montañas del Atlas, el valle de palmeras y los caprichosas figuras en las piedras de ya extintos fondos marinos, es apremiante. Algunos paisajes me recordaron mucho México y sobre todo Jalisco, con su magueys y nopales (aqui no los comen, solo unas como tunas que lucían feas). Los viajes en tren no contenían tal belleza a la vista, pero tenían su singular encanto. Hay algo en los trenes que me gusta, aunque son lentos y en Marruecos lo son mucho, pero muy baratos.
Sobre la comida creo que hablare aparte, pero note ciertas similitud con Turquía no en el estilo de cocinarla propiamente sino en los usos y costumbres de los marroquíes, el pan como objeto básico en cualquier comida y hasta un punto aceptado como regalo divino, puesto que se debe de comer siempre todo el pan. Y la sopa como cena, claro con pan, que normalmente era exclusivamente lo único que se cenaba, o desayunaba, en familias no tan afortunadas. Se ve a los hombres vagabundos consiguiendo algunas monedas para acercarse a alguna pequeña casa y tomar medio pan con un pequeño tazón de sopa, harira en Marruecos y choba en Turquía.
Marruecos es mistico, más no mágico. Si me gusto aun con algunas decepciones, Jemma El Fnaa, pero en mayor parte fue mi error por romantizar tanto los lugares. Te culpo TLC y demás series de viajes. Quizás volvería, visitando Tangier y Essaouria y adentrarme más al Sahara. Quizás, pero no creo que en próximos años. Como país islámico para conocer, me quedo con Turquía como favorito.
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