La gastronomía de la República Checa es deliciosa y delicada, guardando similitud a la comida de Bavaria en Alemania y de los países vecinos como Hungría, Polonia y Austria. Un ejemplo claro es el plato llamado Gulash, que se trata de un rico estofado de carne con verduras, sazonado con paprika y demás especias dependiendo de la región.
Platillos como el Gulash (Guláš en checo), representan una tradición de un estofado clásico de pastores medievales. En Praga se suele preparar de carne de res y acompañar con unos dumplings (llamados knedlíkem) que hacen de harina y papa. Son como rebanadas de pan algo húmedas que aportan masa al bocado tan especiado y fuerte del Gulash.
En Praga también es común encontrar entre sus platos típicos, las aves de caza como el pato y el cerdo asado que es toda una tradición. Y si el cerdo es en chamorro, lágrimas de felicidad caen por mi rostro. Cualquier cultura que sabe preparar un buen cerdo horneado o asado merece respeto por su cocina. El uso de frutos del bosque y pequeñas hortalizas, así como encurtidos de col (sauerkraut) es común para acompañar estos asados.
En las calles de Praga, los puestos dominantes suelen tener deliciosas salchichas tanto estilo polacas (klobása) como de las pequeñas Nürnberger y Vienna. Servidas a manera de hot dog, también un poco peculiar porque hacen el hoyo al pan en lugar de cortarlo o simplemente en un plato con una hogaza de pan de centeno. Las salchichas no son propias de la gastronomía local, pero son un buen aperitivo entre tanta cerveza.
Hablando de cerveza, obviamente esta es una pieza clave del maridaje de todos estos alimentos. Siendo las cervezas tipo Pilsner las más bebidas y favorables a los sabores regionales. El vino no es tan popular pero en invierno se puede encontrar en las calles el Svarak que es vino caliente con especies. Un caliente sorbo de buen sabor y alivio para seguir caminando en las frías calles de República Checa.
Finalmente los postres checos, no vimos gran variedad a excepción de un pan esloveno llamado Trdelník que es un pan que enrollan sobre un palo y va girando en una parrilla para cocinarse y se agrega azúcar para generar una capa crujiente y dulce alrededor. Este pan se suele encontrar en las calles en pequeñas carpas con hombres orgullosos de su tradición.
Como aperitivos y licores encontramos la Absenta (licor de ajenjo) y otros similares que suelen ser espirituosos con hierbas y bayas locales. Recuerdo que tome uno en U Fleků que tenía buen sabor, pero era demasiado fuerte a mi gusto. En cambio si lo tuyo no es el alcohol, la bebida nacional es Kofola, la Coca-cola checa, que es una gaseosa con mezcla secreta de diversas hierbas y especias que tiene un gusto similar a la Coca-cola pero mas herbal. De hecho me encanto la Kofola, pero no la he visto de nuevo.
Así concluye mi breve explicación de que se puede esperar en las calles y restaurantes de Praga o en algún pueblo de República Checa. Buena comida, y sobre todo si es asado.
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