Cuando me imaginaba Alemania la primer imagen que aparecía en mi mente es la del Oktoberfest ¿sería cierta la capacidad que tanto presumen de los alemanes para tomar cerveza? ¿Vería a mujeres cargando hasta cinco tarros enormes de cerveza? ¿Será cierto que la cervezas con los embutidos alemanes sabe mejor? Cuanto este tipo de preguntas se cruzan una y otra vez por tu cabeza es difícil continuar con tu día a día, solo quedaba una solución teníamos que visitar Alemania. Así fue como decidimos conocer Munich en nuestro primer viaje por Europa ”Willkommen in München (Bienvenidos a Munich(”.
Un paseo por Munich
Llegamos alrededor de medio día así que dejamos las maletas en el hotel y era momento de buscar diversión, sabíamos cual era el objetivo así que empezamos a caminar hacia el. Hacía frío pero era bastante soportable así que caminar dos kilómetros no sonaba descabellado, la primera escala era el Centro Histórico.
###Centro histórico Es un lugar concurrido y ambientado donde se encuentran los edificios emblemáticos como el ayuntamiento. Encontrarás diversas locales comerciales y puestos de frutas y flores en las calles. No importa el lugar que estés visitando en esencia todos los centros históricos cumplen con el mismo objetivo ser un centro comercial donde la gente puede distraerse y pasar unas cuantas horas en ambiente familiar. Hay de centros históricos a centros históricos y la arquitectura del de Munich es hermosa, como la mayoría de las ciudades europeas los edificios cuentan con una arquitectura gótica.
Si vas caminando por Marienplatz que es la calle principal te encontrarás con el edificio del ayuntamiento llamado ”Neues Rathaus” que se impone por el tamaño, arquitectura y el magnifico reloj compuesto por una serie de muñecos que representan diferentes acontecimientos históricos de Baviera, son alrededor de 32 muñecos o figuras y 43 campanas la que dan vida a este reloj ubicado al centro del edificio también conocido como Glockenspiel.
Restaurante Hofbräuhaus
Famoso por su cerveza la cual seguramente han visto en los súper mercados y la ubique mejor como la cerveza HB. Se estaba haciendo tarde y queríamos comer así que nos dirigimos a este lugar, lo primero que ves al entrar es meseras vestidas con los famosos trajes de Oktoberfest, lo segundo que aprecias es que realmente cargan tarros enormes de cerveza.
Los alemanes son personas muy alegres o tal vez borrachas no lo se bien ya que la mayoría que se encontraban en grupos de amigos estaban cantando, por primera vez un lugar era tal cual me lo había imaginado. Nos llevaron la carta y el único tamaño del tarro de cerveza era tamaño alemán (de un litro), lo popular del lugar según los comentarios de TripAdvisor era pedir el una variedad de salchichas alemanas acompañadas de sauerkraut (col agria) con una orden de pretzels. Somos buenos leyendo recomendaciones así que eso pedimos y la verdad no me arrepiento.
Cervecería Erdinger
Al siguiente día continuaremos con la ilusión de vivir el sueño alemán así que decidimos tomar un tren local a Erding y conocer la cervecería Erdinger que se encontraba a 40 minutos de Munich. Llegamos a la estación del tren de Erding y empezamos a caminar en busca de información que nos guiará a la cervecería, por un momento me sentía como en Pilsen en República Checa. Caminando en busca de visitas guiadas a la cervecería, las calles estaban solas, caminamos alrededor de 15 minutos sin éxito y no encontrábamos a quien preguntarle como llegar a nuestro destino.
Por fin en una parada de camión le preguntamos a un chico como llegar, no solo nos explico como hacerlo si no que además nos pagó el camión que extrañamente era el que el estaba esperando, quiero pensar que lo hizo en un acto de buena fe (aún tengo todos mis órganos).
Llegamos a la cervecería y para nuestra mala suerte no había tours, acaba de salir la última visita guía del día. Con la tristeza en el alma y las ganas de comer un tamal fuimos a la tienda de souvenirs donde buscamos llenar el hueco de nuestros corazones con tarros enormes que no usamos. La chica que atendía nos comentó que podíamos visitar el restaurante de la cervecería antes de regresar a Munich.
En el restaurante encontramos toda la variedad de cervezas que encontraríamos en la cervecería y ademas contaban con el plus de que la comida era deliciosa.
###Nymphenburg Ya saben como es la realeza en ese continente llamado Europa, “que quiero tener un palacio todo enorme”, “que con unos jardines enormes y un lago lleno de patos” y todas esas extravagancias. El día que visitamos Nymphenburg amaneció nevando. Me recuerdo caminando hacia el castillo y dejando mis huellas marcadas sobre la nieve, ver nevar fue una de las sensaciones más bonitas y que hasta el momento me encanta, de hecho Munich fue el primer lugar donde vi nevar.
El palacio Nymphenburg estaba un poco descuidado a diferencia del Palacio Schönbrunn en Viena, pero de cualquier manera podías apreciar muchas decoraciones originales de las diversas salas y cuartos que lo componen, ya saben aquí dormía el rey, aquí tomaba el té la reina, aquí se llevaban a cabo los bailes, etc.
###Augustiner-Bräu
Como se habrán dado cuenta eso de visitar los restaurantes de las cervecerías en Munich fue una parte importante de nuestro itinerario ¿quien nos puede culpar si estábamos en Alemania? Augustiner representa una parada obligada para los turistas y al ser un lugar turístico es un poco elevado en sus precios pero la comida es ¡divina! El mejor schnitzel que probé. La popularidad del lugar se debe a que la cerveza era elaborada por los monjes que vivían en el vecindario de Augustiner cerca de la catedral de Munich y aún se elabora con la receta original, en lo personal no fue la mejor cerveza.
Yo pedí schnitzel que es puerco empanizado con un aderezo de frutos rojos y ensalada de la casa, Geo pidió una variedad de salchichas alemanas acompañadas de papas y sauerkraut.
Los días se pasaron rápido y era momento de continuar nuestro recorrido, el tren que tomaríamos saldría en la noche así que tuvimos que refugiarnos en otro bar que al parecer en Munich son el similar a las tienditas de la esquina en México. Probamos varios estilos de la cerveza Franzishaner acompañada con un plato de embutidos.
Aunque no nos tocó vivir el Oktoberfest mi experiencia con las cervezas alemanas fue bastante placentera. Recorriendo la ciudad en invierno te daban cuenta de las áreas que durante Octubre sirven de beer garden, tal vez algún día tenga la oportunidad de regresar a Munich en Octubre o tal vez sea mejor quedarme que el buen sabor de boca que me dejó esta visita ¡las posibilidades, amigos, son infinitas!
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