###Enero 31, Tren a Lille, 11:30 Se acaba este mes, con nuestra salida de territorio belga hacia la ciudad de París, en digamos unas dos horas. Brujas, singular ciudad medieval reconstruida con fidelidad, que alberga misterio, frio y muchos puentes. Es un pueblito, la verdad que en menos nada de tiempo lo recorres de punta a punta, pero muy bien conservado en sus calles se siente un aire viejo y húmedo como de costa, estamos relativamente a corta distancia del Mar del Norte.

Antwerpen, casi por llegar a Brujas

Llegando a la estación de tren de Brujas, y perdernos unos minutos, intentando localizar el hotel, él cual estaba al lado de la estación. El hotel ETAP estaba bien, no tan lindo como el Ibis pero más barato. Dejando el equipaje, nos lanzamos a las melancolicas calles de Brujas que nos condujeron a la Iglesia de Nuestra Señora (la versión en neerlandes es complicada, Onze-Lieve-Vrouwekerk). Esta iglesia, iconica de la ciudad, es muy vieja, al menos luce más vieja de lo que és. Se respira un ambiente un poco lugubre, sobre todo con la poca luz que hay, aquí al parecer los días son aún más cortos que en Praga.

Canales de Brujas

Turisteamos por los alrededor tomando muchas fotografías, y continuando por el río llegamos a la Pared de Cervezas. Me encantan los europeos por su exageración en la cervezas. La Pared de Cervezas, es una tienda de souvenirs locales (cerveza, chocolate y demás productos del lugar) que cuenta con un economico bar para disfrutar clásicos belgas como Carolus de barril y sus cervezas artesanales como Brugges Zot. Mucha variedad de cervezas belgas, y en la pared puedes apreciar cada una de ellas con sus recipientes (mayoría copa alta). Dando como resultado la absurda cantidad de aproximadamente 1300 cervezas nacionales, quiero ver esa cifra en México.

Disfrutamos las 5 cervezas de barrril que tenía la casa, había 2 agotadas, pero aún así con las 5 salimos un poco borrachos a buscar alimentos en las frías calles del centro de Brujas. Un pasillo ofrecía comida en menus completos de 20 euros, así que entramos al restaurante S7. Muy agradable lugar, con buena comida. Aunque no es economico, lo vale por la atención y el placer gastronomico que ofrecen. Yo comi el estofado flamenco, que me recordo mucho al goulash, y Rox pidio el menu de pollo frito, que más bien parecía rockcornish por el tamaño y jugosidad. Rematamos con un creme brulle. Finalizando nuestro primer día en Brujas.

Misteriosas calles de Brujas

###Enero 31, Tren a Paris, 14:00 Estamos a unos quince minutos de llegar a la estación Nord de Paris, de hecho ya se nota la ciudad un poco. El tren es apestoso, pero es porque no conseguimos reservaciones de primera clase. La idea es hoy conocer un poco de noche la ciudad, porque hay mucho random por delante como comer.

Mañana helada de Brujas

El segundo día de Brujas, despertamos temprano, para descubrir un típico domingo de pueblo, lease desolación y todo cerrado. Varias cuadras, hasta llegar a lo mejor, la plaza mejor dicho, encontramos desayunos a buenos precios. Curiosamente el desayuno que dan es el inglés, con frijoles dulces, tocino, salchicha y huevo. Me gusto, algo diferente a los bagettes de todos los días.

Rox fuera del campanario

Deambulamos por la ciudad hasta su extremo más lejano a conocer los molinos de viento, muy coquetos, al lado del río. De hecho todo esta al lado del río. Proseguimos tomando fotos de diversos sitios, iglesias y calles. Pasamos rápido por una hamburguesa Quick, el McDonalds de Francia, y seguimos tonteando en Brujas, satisfechos de la cerveza y chocolates, que Rox ese día compro en cantidades casi industriales, treamos como 2 kilos de chocolate. Ese día nos fuimos temprano al hotel, para preparar todo para el viaje a París, el día siguiente. Un tranquilo domingo en Bélgica.

Buscando el camino de regreso

###Febrero 2, Hotel de Paris, 17:47 Estamos en París. Gran, pero gran, ciudad, cara y con muchas trampas de turistas que ya comentare. Tengo que continuar mi relato de Brujas. Pasando la segunda noche, el Lunes nos decidimos a tomar temprano un tren a Bruselas, para de ahí dirigirnos a Paris. Hicimos nuestras maletas, fuimos a desayunar al Markt de Brujas en otro restaurante, un desayuno britanico, que no estuvo tan bueno como el anterior. Regresamos al hotel, hicimos el check-out, llegamos a la Central de Trenes y vacía, me olía a caos y aceite. Encontramos una señorita que daba información y nos comento que había huelga nacional de transporte, por lo que no había manera de salir de Bélgica, a menos por auto particular o taxi. Esto fue la maldición de Brujas.

Gente en la huelga

Nos vimos en la necesidad obligada de regresar al hotel por otra habitación. Cancele el hotel de París, y reserve para menos días. Vueltos a montar en un nuevo cuarto retornamos a las calles de Brujas a seguir vacacionando, nuestra primer parada fue un cafe donde comimos un rico waffle con nieve para levantar los animos, el siguiente punto fue la Pared de Cervezas para algunos litros más de deliociosa cerveza blega, si soy un traidor.

Recuerdo que caminamos muy poco ese día, en particular fuimos al sur del pueblo al mistico jardín del “lago del amor”, que por el frío y la neblina parecía parque de terror. Decidimos tomar una comida-cena, y malgastar dinero, así que fuimos a un restaurante de comida tipica (especialidad en mariscos) para que me comiera una cubeta de mejillones con papas belgas (lease papas a la francesa), el cual fue un abuso mental y estomacal en todo su espleandor, pero valió la pena. Ese último día en Brujas fue algo así como un descanso, para la locura que esperaba en Paris.

Brujas

Al día siguiente nos alistamos para ver la estación, si estaba operando o no. Por suerte todo lucía en forma de nuevo, fuimos a reservar el tren francés y la cajera nos sugirio por economía tomarlo en Lille en lugar de Bruselas, el contra era esperar el tren de Lille pero aceptamos. En transporte hasta París fue tranquilo, aunque el tren de Lille a París, parecía gallinero, muy apretado en mi opinión. Llegando a la estación Nord de Paris, facilmente encontramos el camino al hotel, le comente a Rox que fue el primero al que llegamos a la primera. El hotel esta en una localidad algo buena, aunque la habitación deja mucho que desear, pero por el precio que más.

Los patitos como en la película de "En Brujas"

###Febrero 4, Hotel de Carcassona, 15:12 Diversión sin limites en Carcassona, todos digan “wiii”. En fin, regresando a la realidad, que a la llegada del Hotel All Seasons en Paris (uno de los como siete que tienen). El hotel es de lo más cutre, pero debido a que Paris es caro, no podíamos pedir mucho sin soltar euros a lo mono. La ciudad deja mucho que desear en sí, creo que Hollywood la punta muy diferente. Dejando nuestras cosas en el hotel, nos fuimos a ruletear en las calles con la primer manda de alimento caliente. Llegamos a un Quick y comimos epicas hamburguesas de Star Wars, aunque la Vader, de pan negro, no estaba. Saliendo me compre una enorme crepa de Nutella para caminar con rumbo a Plaza de la Concordia.

Recuerdo que no llevabamos rumbo muy correcto puesto que llegamos al jardín entre la Plaza y el Museo de Louvre, cuyo nombre no recuerdo. El jardín estaba heladisimo, casí como el de Viena, pero faltaba nieve. Dos fuentes y muchos patos vimos, hasta llegar a una rueda de la fortuna luminosa muy coqueta, que obviamente no quisimos subirnos. Después de la rueda estaba la plaza que la verdad esta muy X, pues no ofrecía nada más que el obelisco. Seguimos el mismo sendero hacía el Arco del Triunfo, pasando por los campos Eliseos, que es el mayor timo del universo, puesto que apenas son unos jardínes, que en invierno muy feos, y después se vuelve la trampa de turistas más grande de París, tiendas y tiendas de ropa y hasta autos con brassieres y cafés de precios absurdos. Nada rescatable del lugar.

Finalmente cuando llegamos al Arco del Triunfo, tomamos mínimo de fotos, porque los animos eran realmente bajos. Con la promesa de volveremos mañana nos dirigimos a la Torre Eiffel.

Aquellos tiempos sin Google Maps

El mayor absurdo del viaje fue en este trayecto, pues un señor ya grande de edad en un buen SUV, me llamo como para pedirme ayuda de un mapa, le comente que era turista, y comenzo a hablarme mucha locura en español, que era italiano, diseñador de moda y quería “regalarme” una chamarra de piel, fue cuando el foquito rojo de “mucho ojo” comenzó a sonar y Rox y yo corrimos, fue muy raro lo que paso.

###Febrero 5, Tren a Port Bou, 11:35 Prosiguiendo la faena, llegamos a la torre Eiffel por el lado de Trocadero. La torre si fue del tamaño que me imaginaba, aunque más simbolisca, que atractiva. Es una torre de metal al final del día. Nos toco que prendiera como arbolito de navidad, lo cual se veía muy bien, la vista desde el puente del Sena fue lo mejor. Había mucha gente en la fila para subir, lo propusimos para el día siguiente, que vagamos un poco viendo París de noche que muy luminoso pero estaba helando. Tomamos el metro en la estación Alma, el Metro no era tan cool como el de Viena, pero aún así estaba bien, con muchas pero muchas líneas y estaciones por todos lados. Al parecer París esta perforado en todo el subsuelo.

Llegando a las cercanías del hotel, fuimos a cenar a un lugar chino que era especialidad en una región china de puro chile llamada Szechuan. Pedimos un guiso de chile con res y una cacerola mágica de tripas de cerdo con variedades de chiles. Muy buena comida, y para los precios de los brassieres, estuvo barato. Así terminamos el primer día de París.

Rox en Trocadero

La mañana siguiente tomamos el desayuno en el hotel, el cual fue absurdo como el de Florencia, pero venía incluido así que no me importo. Regresamos a las calles temprano en dirección al Museo de Louvre para perder el día en sus decenas de salas de historia y arte. Por fuera el lugar esta muy agradable, el monumento a Napoleón de las piramides se ve muy loco. El costo del museo se me hizo barato comparado con otros de mucho menor dimensión, lo que sí es que la audioguía es una broma, le falta contenido y diversión, es muy sería y enfadosa.

Rox tuvo que sentarse por la impresión

Vimos muchos clásicos, como La Mona Lisa, y La Venus del Milo, entre montón de pinturas y piezas de arqueología, detallar esta en vano pues aquí las fotos justifican el ahorro de descripciones. No vimos todo el museo, dejamos muchas salas de pinturas sín ver, porque a Rox no le gustan y a mi me ponen tedioso cuando son tantas. Como teníamos hambre, escapamos a ver los alrededores y caimos en un brassiere trampa de turistas. Pedimos un menu Midi, que estaba muy X, y nos dispusimos a regresar al hotel a descansar un poco.

Aunque no recuerdo con exactitud si pasamos el hotel antes o después de ir a Galería Lafayette, pero no importa. Llegamos a Lafayette y en la expresión más correcta, si se me permite, es “OMG”. Eran como minitiendas en una tienda departamental, con miles de marcas de precios carisimos. Eran como niveles de lujuría de la moda, Rox se contuvo y mejor corrimos del lugar.

Museo de Louvre

Rondamos y nos fuimos a cenar, que misteriosamente terminamos en otro brassiere, pero este con enfoque italiano, así que no fue tan trágico. La comida estuvo pasable, el vino que era Bordeaux me gusto; algo terroso, pero no en mal plan. La cuenta un poco elevada, pero “barata” para cena en la “ciudad del amor”.

###Febrero 5, Tren a Barcelona, 14:00 Una pequeña nota, el segundo día después de ir a Galerías Lafayette pasamos de nuevo a la torre Eiffel. Si, lo confundí con el tercer día. En esta ocasión nos fuimos directamente a la torre en el metro, para evitar fátigas. No había mucha gente en la fila, ya estaba oscurecido, y nos tardamos como 20 minutos para llegar al elevador. El suspenso se prolongo unos instantes al ver bajar a los demás visitantes. Nuestro turno de subir al cubo-elevador, porque es un elevador muy curioso como que muy grandote. La subida no fue complicada, no se sintió mucho de hecho, y eran como un no se cuanto de metros.

La locura comenzó cuando nos dejaron en el segundo piso. Hacía fuerte viento en París, y a esa altura, era absurdo me sentía que casi me desplazaba en contra de mi voluntad. La vista era bastante buena, pero las condiciones climaticas no dejaban disfrutarlas completamente. Dado que mi camara no es para nada profesional para manejar el tiempo de exposición para las tomas nocturnas, las fotografías no fueron nada favorables. Fue una bonita experiencia estar arriba de la torre, pero nos dio miedo tomar el segundo elevador mágico que llevaba a la cima. Lo consideramos un lujo emocional no digno.

El descenso fue la locura, porque estaba toda la gente apilada en la fila del elevador suplicando que llegara y los dejara lejos del frío siberiano. Muy comica situación, rei y rei como mono mientras mis orejas se ponían rojas por el frío.

Pasando frío en la Torre Eiffel

Esta es la parte tres de un diario, primera parte, segunda parte, cuarta parte y ultima parte.