Jueves 27 de Enero 2012
Salimos muy temprano al Museo de Arte Moderno, mejor conocido como MoMA, y digo muy temprano, porque al parecer aún no abrían, así que pasamos a un deli por la zona a comer un sandwich de huevo, hecho por latinos como de costumbre, bastante malo, pero era lo economico. Buscamos sin fortuna la tienda Apple de la Quinta Avenida, al parecer caminamos al lado contrario, pero no importó mucho porque terminamos en el MoMA a buena hora, antes de que comenzaran las cantidad brutales de gente a llegar.
El museo me encantó, creo que podría decir que es mi museo favorito, las exposiciones que había eran muy buenas. Recuerdo que había una exposición de un artista, digamos soviético, que había trabajado en cine con marionetas y demás, era sombría y muy buena. Hubiera deseado pasar más tiempo quizás, pero ya estaba cansado, y la calle me llamaba.
Caminamos por la Quinta Avenida, viendo muchas tiendas elegantes, y el Rockefeller Center que en días posteriores regresaríamos a visitar. Es bastante grato caminar en NYC, ahi tanto movimiento y fuerza, que uno se puede perder mirando y caminando buena parte del día sin llegar a fastidiarse.
El plan para ese día era lo mejor, pues iríamos a Minetta Tavern y probar su carisima hamburguesa de carne azul, recorriendo largas cantidades de Manhattan, hasta llegar a Washington Square y la zona universitaria. Aquí tengo una anécdota muy divertida, pues en el parque había letreros que decían “Don’t feed the pigeons”, y Rox me comenta, oye pero no hay pinguinos, jeje.
Debido a que llegamos como media hora antes de la reservación del bistro, paseamos y nos divertimos viendo ardillas. Estaba haciendo un frío con mucho viento, así que mejor intentamos entrar antes al Minetta Tavern, y lo hicimos con éxito. Este lugar es muy curioso, parece bar de esos clásicos, de hecho por las fotos, parece que es bastante viejo. Esta muy apretado, y el volumen es absurdamente alto. Pedimos las dos especialidades, el Dip Frances y la hamburguesa de carne añejada. Ambos a un precio promedio de 25 dolares. El dip es una especie de baguette con carne añejada con una taza de caldo de res para dippear y mostaza artesanal, bueno, pero nada del otro mundo. La hamburguesa, igual, buen sabor se aportaba por la carne azul, pero hasta ahí. Deberás pensaba mejores sabores, algo así como Katz.
La noche, como de costumbre, estuvo marcada con la visita casi obligada a un pub, en esta ocasión el Feile, pero antes dimos un paseo rápido a un bar ruso, Nasha Rasha. El lugar estaba absurdo en vodkas, pero absurdo, tenían muchas marcas rusas pero el eyecandy eran los vodkas de sabores de la casa, pues tenían más de 50 sabores probablemente. Sabores tan irreales como tomate seco, caldo de pollo, pasando a sutilezas como moras, chocolate, canela, y especias varias. Como no queríamos morir de borrachos, escapamos a beber cerveza a un pub cercano al hotel.
Viernes 28 de Diciembre 2012
Rox reclamaba venganza del mercado de Chelsea, lease para conocerlo por primera vez, así que con valor escapamos del bullicio de la Séptima Avenida hacia el Market a buscar un desayuno hipster, y lo logramos. Tomamos unos huevos orgánicos en pan artesanal, de no se que, en un bar de leche, así es el lugar se promociona como Milk bar. El café no era malo, y la comida a pesar de estar coquetona, le falta un poquito de sabor, quizás pimienta y ya, que se yo. Enfrente del mercado estaban las oficinas de Google, me soñe trabajando ahí y bajando por comida cada día, hermosa fantasía. Ya bien desayunados tomamos el Metro de nuevo para regresar a nuestra senda de aventuras neoyorquinas.
Continuamos la aventura con dirección a Rockefeller Center, y quemar el último ticket del booklet, Top of The Rock. Lo primero que hicimos fue tomar fotografías y mirar a los patinadores en la pista de hielo, era bastante cursi estilo Hollywood la escena, con los niños felices y los juguetes y decoraciones navideñas. Para acceder al mirador, tuvimos que pasar por una extraña serie de filas de personas, donde inicialmente nos dieron un horario y tuvimos que perder el tiempo hasta que fuera nuestra hora, para formarnos de nuevo.
Ya después de matar cerca de una hora entre filas, tomar agua, y jugar Ingress, llegamos al mirador. Este no era tan alto como el Empire State a lo que recuerdo, pero si tenía buena vista sobre todo a Central Park. Tomamos un buen número de fotografías de los horizontes, tanto solos como con nosotros. Después de algún tiempo, nos enfadamos y tomamos el elevador de nuevo, donde curiosamente iba una familia super fresa de Guadalajara, Rox y yo nos contuvimos de hablar y de reír de la pendejadas que decía la chica adolescente.
Con algo de tiempo todavía antes de ir a comer, caminamos para conocer la Grand Central, que estaba a unas cuadras de distancia de Rockefeller. Obvio y si hicimos el truco de arquitectura loco de hablar en un pilar y escuchar en otro, y funciona claramente. Bastante divertido porque no eramos los únicos turistas, a pesar que gran parte de la gente en el lugar eran “locales” que estaban de trabajo haciendo su dia normal.
Sábado 29 de Diciembre 2012
Ya sin más atracciones mayores que visitar (claro en itinerario, porque había muchas más), y con ganas de pasarla bien, decidimos el día anterior visitar Brooklyn de nuevo, en concreto la cervecería. Comenzando la aventura atravesando a pie el puente de Brooklyn hasta Fulton Street, era una mañana fría pero las promesas de alcohol siempre son buenas. Cuando estuvimos ya por fin en Fulton Street, comenzó a chispear, y tuvimos que correr al Metro. Y si, fue un error de mi parte pensar que la estación no estaba “tan lejos”. Cosas que pasan cuando no conoces y crees que las cuadras en Google Maps son chiquitas.
Brooklyn Brewery esta en una zona algo industrial y olvidada de Nueva York, al menos en mi opinión, pero aun así un lugar agradable. Saliendo del metro tuvimos que caminar rapido porque seguía chispeando, y por error en sentido contrario. Varias cuadras adelantes sin encontrar la avenida que buscamos, me di cuenta que el norte era sur, y el sur era norte. A correr de nuevo. Ya por fin cuando llegamos a la cervecería, quería llorar de felicidad. Por fuera era una especie de nave industrial, con el mismo estilo como rudo en el diseño interior. Había un tour gratis, que tomamos, que estuvo bastante rápido y digamos ligero, pero pues nos dejaron ver las instalaciones de los tanques de fermentación y demás maquinaria loca. Como un embotellador de tipo de vino tinto.
El buen momento fue cuando compramos tokens, porque no podían vender cerveza “directamente” si no que comprabas tokens y casualmente podías cambiar tokens por cerveza. Probamos varias cervezas de las que me quede fascinado de las exclusivas que solo venden en ese bar. Sorachi Ace y It’s gonna black, fueron increíbles cervezas. Compramos unos souvenirs, y fuimos felices por nuestra odisea de cerveza.
Con algo de hambre, y un poco borrachos, decidimos ir a Chelsea Market, por cuarta vez, para tomar parte del festín de langosta que se daba en sus pasillos, es bastante curioso como todos los pasillos y mesas comunes se invaden de langostas. Claro que los demás restaurantes se molestan y ponen anuncios de que no usen sus instalaciones para comer mariscos. La verdad es que no me agrada del todo, un camarón tigre tiene mejor carne y más sabor, pero como loca experiencia no estuvo nada mal. Rox casi no comió porque ya estaba borracha, así que compramos unos cupcakes y algunas cervezas para llevar al hotel donde descansamos por un rato.
Regresamos a Times Square para despedirnos, puesto que al día siguiente ya teníamos que partir de regreso. Hubo un momento curioso puesto que un señor se me acerco a pedir dinero en español pero me hablo con un acento caribeño y yo me puse a hablar con él en el mismo acento. Yo no me di cuenta, pero Rox se carcajeo de mi al escuchar lo que pasaba. No caminamos tanto en Times Square porque si habia mucha gente, en realidad mucha gente. Y todos se alistaban para la fiesta de año nuevo que estaba tan próxima. En el hotel se nos quedaron viendo con rareza cuando sabíamos que dejábamos la habitación un día antes del caos.
Domingo 30 de Diciembre 2012
Al parecer los domingos en general son tranquilos, salimos del hotel, y había casi nula actividad en las calles, aunque el sábado por la noche era una locura por todos lados, sobre todo en Time Square que era imposible caminar. El regreso si fue bastante tranquilo, tomando el tren a Newark, y bebiendo en los aeropuertos un poco de Samuel Adams, nunca esta de mas una o dos pintas antes de regresar a casa.
NYC me encanto, de lo que conozco de este mundo, definitivamente esta en el mejor lugar. Fue exactamente como lo imagine, o mejor, no como Paris o Roma que era mucho el romance detrás. Si quiero regresar a NYC, cuantas veces pueda, de hecho es la idea poder llegar aquí en el 2015 y disfrutar de sus calles, y quizás conocer un poco áreas que no logre cubrir como Harlem y Queens, y ver un poco más de Brooklyn. Esa es la idea, pero Manhattan es muy poderosa y no me deja salir.
En cuestión foody lo que deje ir es probar la pizza estilo New York, y probar las populares hamburguesas de Shake Shack, que según la gente son las mejores. ¿Volveremos a Katz? Quizás, me encanta la carne de ahí.
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