Sabado 22 de Diciembre 2012

El vuelo de United se realizó en tiempo y forma, divisando en las alturas la gran extensión que representa Houston, muchos suburbios y un tanto de concentración de ciudad, me dieron ganas de salir del aeropuerto a visitar la ciudad, pero no contábamos con suficiente tiempo. Bajando del avión pasamos a migración, donde no tuvimos que hacer gran espera ni tuvimos problemas, después a Aduana con la misma facilidad. Había previsto una o dos horas para esto, pero fueron escasos 20 minutos. Teníamos una eternidad de cerca de 4 horas para perder en el aeropuerto.

Paseamos viendo las tiendas y locales, y finalmente nos decidimos pasar a comer en un restaurante tipo Sirloin Stockade pero sin buffet, donde comimos un poco de parrillada texana, lease BBQ Ribs, Brisket, frijoles dulces, puré de papa dulce y el mágico pan de elote que es estúpidamente dulce. Fue una comida abundante, Rox fue derrotada y no comió todo.

Por fin cuando el vuelo fue anunciado, pasamos a abordar otro avión pequeño, creo que era mucho más pequeño que el anterior. Al parecer el vuelo Houston a Newark es de lo menos popular. Este vuelo si me dio bastante flojera, dado que fueron como tres horas y media. United al parecer tiene altos costes que ni galletas o cacahuates nos ofrecieron, pobres. El aterrizaje fue de lo más divertido, todos creiamos que ibamos a morir, porque el viento estaba muy fuerte y el avión se inclinó demasiado de una ala y tardó en frenar. Hubo locura y gritos.

Ya en el aeropuerto, que era enorme, tuvimos que pelear y morir casi dos horas por conseguir nuestra maleta, que al parecer habían mandado en otro avión. United no es bueno para eso de las maletas, fuimos muchas las personas con problemas de equipaje.

Rox esperando el tren desde Newark

Recuperada la maleta, corrimos al AirLink para tomar el tren urbano, coqueta la estación, como en aquellos tiempos de Europa.Apareció el tren, y entramos en un vagón de dos pisos lleno de latinos locos que gritaban y otra gente random. Solo teniamos que pasar unas pocas paradas, cruzar de New Jersey a Manhattan. Tomo cerca de 30 minutos el tren para llegar a Penn Station.

Habitación en Hotel Pennsylvania

La estación era grande, y como buena instalación, se comunicaba directamente al Metro. Lo usual de primer mundo. Salimos por la entrada del Madison Square Garden, que estaba grande y extraño. El clima estaba helado, con mucho viento y una ligera brisa. El hotel estaba frente a nosotros, tan solo cruzar la calle. Bendición no tener que correr con maletas. El hotel Pennsylvania es enorme, al parecer 18 pisos, y al menos en el piso que estábamos nosotros que tenia 100 habitaciones, saca cuentas. Un mundo de gente podría estar ahí dentro. El check-in fue rápido, y así de rápido pasamos a la habitación 675.El hotel no es precisamente lindo. Le falta mantenimiento en general, y si como decían algunos comentarios en línea, los pasillos parecían de hotel embrujado. Pero somos adultos y no nos dio miedo, tanto digo.

Rox tras la primer pinta

Como moríamos por conocer, o hacer algo, o simplemente cenar, corrimos de la habitación y nos dirigimos al primer destino programado en el itinerario, ¡un Irish Pub!. Mala elección por cierto, porque días más tarde descubririamos 3 mejores pubs literalmente afuera del hotel. Como sea cruzamos algunas enormes calles hasta llegar el O’Reilly Pub. El lugar estaba bien, tanto en precios como en el ambiente, pero la comida si apesto. Probamos unas de esas cascaras de papa con queso, y si lo comprobe que es la peor botana del universo.

En cerveza dimos rienda a una Moon Blue, que coquetamente sirven con un triángulo de naranja, esperaba que fuera mejor, pero no es tan buena. La que sí nos encanto fue la buenisima Samuel Adams Winter Ale, en general las cervezas de invierno son muy buenas alla. Bebimos unas 2 o 3, y nos retiramos a descansar, porque apenas comenzaba la locura neoyorquina.

Domingo 23 de Diciembre 2012

El día siguiente, un fabuloso domingo, con un clima helado más no nublado, nos despertamos temprano para correr al Battery Park, donde tomaríamos el ferry a las islas. Aunque como acababa de pasar el huracán Sandy, el acceso a la estatus de la libertad estaba negado. El ferry nos llevaría a pasear sin bajarnos, aún así estaba bien. Bajamos a la calle, y sin desayunar (error), tomamos el metro hacia el sur. El metro es horrible de cierto modo, no es tan limpio como podría estar, comparado por ejemplo con un Viena, este era un baño miado. Aun asi esta muy bien distribuido, y el servicio es muy bueno. El alcance de las líneas es genial, porque cubre virtualmente cualquier rincón, claro hay lugares como Brooklyn que no, eso lo descubriría luego.

Rox esperando para salir en el bote

Bajamos del tren y salimos al exterior en la estación más cercana de Battery Park, porque la original estaba cerrada aún. Caminamos siguiendo a los turistas, la mejor técnica cuando no sabes donde esta algo, en este caso la estación del ferry. Cruzamos el parque y encontramos el puerto y un extraño edificio de forma circular que no recuerdo el nombre. La fila no era muy larga, y al llegar a la taquilla nos cambiaron nuestro voucher por el talonario de CityPass. Donde esperamos el navío loco que terminara de anclar para recibir la chusma de turistas locos por navegar.

El ferry, si es el nombre correcto, era de tres pisos, no muy grande, pero el último piso sin techo parecía la mejor opción. Una vez que dejaron subir, pasamos directo al último piso para acomodarnos en una banquita en la esquina derecha. Sabía que era el mejor lugar de todos, y no me equivoque.

Puente NYC

El viaje fue ameno, por una bocina se explicaba las edificaciones tanto de Manhattan como de Jersey City, y algunos datos aleatorios que no preste atención. Había mucho viento y frío, y me dificultaba tomar fotos porque se me congelaban las manos porque no tenía guantes. Fue una pena que no pudimos llegar a las islas, porque de cierto modo el ferry no se acerca lo suficiente a la Estatua de la Libertad para tomar fotos. Aquí hubo terror, sobre todo para Rox, porque toda la gente corrió a la esquina donde estábamos nosotros para tomar fotos, y la embarcación se veía claramente más hundida de esa esquina.

Parecía que íbamos a morir en las frías aguas del río. Sobre la estatua no puede decir mucho, desde la distancia no habia mucho que apreciar, más que no parecía tan alta, pero quizás estando en la isla, se hubiera apreciado mejor la magnitud de su tamaño. El recorrido continuó por el sur de la NYC hasta llegar al puente de Brooklyn, tomando muchas fotos y escuchando argentinos locos decir tonterías. También pasamos por el helipuerto con montón de helicópteros listos para timar con viajes de 20 minutos a turistas, aunque no estaba tan caro, no me agradaba mucho la idea de volar en uno.

Geo con la Estatus de la Libertad

Al regresar a tierra, teníamos mucha hambre y frío, así que caminamos por las calles de Wall Street, sin detenernos en la estatua del Toro, que tenía fila para tomarse foto. Bastante ridículo en mi opinión. Vimos una pequeña cafetería, creo que íbamos en la calle Broadway, y decidimos entrar para comer unos huevos con café. No era buena comida, pero era algo.

Planeamos continuar algunas calles más hasta encontrar Canal Street y de ahí tomar el subway a Brooklyn. En el camino, encontramos algunas capillas viejas, así como la alcaldía, o al menos eso creo que era. Canal St, al contrario, no era realmente un agradable lugar, pues era los límites entre Chinatown y Little Italy, bastante sucio y lleno de tiendas de cosas chinas.

Vista desde el Ferry

Subimos al subway para lanzarnos por encima del río, con la vista toda loca. Hasta llegar a un Nueva York más tranquilo y lleno de casas, llamado Brooklyn. El objetivo era ir a la tienda de insumos de homebrewing, que estaba a una cuadra de distancia. El lugar era increible, tenían todas esas hermosas cosas que siempre veo en las páginas webs y quisiera tener localmente. Discuti con un asiático sobre levaduras y compre diversos chunches incluyendo mi querido caramelo belga, del que compre 3 diferentes. Contento con mi bolsota de insumos, seguimos el camino en busca del mercado local, el cual más o menos nos explicaron como llegar, pero no lo logramos.

Barclays

Derrotados por no encontrar el mercado, caminamos al Atlantic Mall (creo era el nombre) donde paseamos por Burlington y Rox se decepcionó de los precios de las ofertas. Cosa que ya había explicado, pero no fui escuchado. Aún así compro un poco de ropa, lo que si que tardamos algo en la fila para pagar. Confundidos, salimos de Brooklyn para decidir donde comer, o cenar, o algo. Aquí lo mejor hubiera sido comer por la zona, pero dada la locura natural que poseemos terminamos en el subway en camino a Katz, que estaba considerablemente apartado. Pero somos valientes y lo hicimos.

Ruben de Katz

Katz es un deli tradicional, que preparan diversas carnes como Pastrami, Roast Beef, Corn Beef, Brisket, etc. Una chulada de lugar, que solo se ve ofuscada por la forma de comprar, que para nuestra mala suerte fue locura. Básicamente te dan un ticket vacío, con el cual te tienes que formar con algún muchacho (los cuales eran latinos todos), para que te prepare un delicioso Ruben. La espera vale la pena, y aunque un poco elevado el precio, bien merece los 16 dólares que cuesta. Un punto a favor que la cervecería Brooklyn, prepara una cerveza tipo ale exclusivamente para el lugar.

Es bastante buen lugar para probar un delicioso pedazito de pan con mucha carne. Nos gusto tanto que posteriormente iríamos a desayunar. Como dato curioso, había una pared con las típicas fotos de celebridades que han visitado el lugar, y el único que reconocimos fue a Vicente Fox, lástima que no pudimos tomar una foto de la foto.

Times Square de noche

Saliendo del Katz tomamos camino al hotel de nuevo, pero primero paseamos por Times Square, y si es impresionante. No había tanta gente como en próximos días, pero si estaba de locura. La nitidez y tamaño de las enormes pantallas en los edificios es increíble. Muchos teatros a lo largo de Broadway, y tiendas extravagantes como Toy R Us, y M&M’s World. Caminamos por las calles aledañas, y pasamos a un pub.

Si tuve un problema con los pubs a lo largo del viaje, de hecho lo tengo con todos los viajes. Su nombre era O’Lunney’s. Bebimos un par de cervezas de barril locales, nada impresionante, pero si buenas a excepción de la Yuengling, la cervecería de EUA más vieja según esto, que no me gusto.

O'Lunney's