Domingo 15 de Septiembre 2013
Anduvimos desde temprano intentando llegar a John Hancock, pero llovía y estaba muy nublado. Intentamos perder tiempo en Macy’s pero nos resignamos a subir a la torre a pesar del clima. El sujeto del mostrador nos dijo que no estaba tan mal el clima, que si veríamos buena parte de la ciudad. Le crei, no teniamos más. A diferencia del Skydeck, este mirador estaba vacío, y no tenía la diversión de las cajas de cristal. Pero si tenía un lado como sin ventanas que te permite sentir el aire loco a esas alturas, lo cual era cool. El clima permitía ver unas cuantas cosas, pero como que si el mirador anterior era por mucho mejor.
Saliendo fuimos a la como feria del muelle a existir lugar conocido por los locales como Navy Pier. Nos pareció buena idea caminar por la lluvia, lo cual no fue tan buena, porque si estaba un poco lejos. Pero no sé en que estábamos pensando. El muelle estaba lindo, aunque quizás en verano con la locura del calor y el montón de gente se ponga mejor. Por el clima se sentía un poco abandonado, por ejemplo el beer garden no estaba funcionando. Giramos un poco y lo recorrimos todo, y nos tomamos unas cervezas y compramos souvenirs feos. Decidimos que teníamos que ser épicos, y decidimos ir a Revolution Brewery, que estaba como a media hora en tren. Así que lo primero fue llegar al tren.
Recorrimos una buena parte desde el muelle hasta el tren, muchas cuadras de locura, no entendi para que lo hicimos porque la verdad si fue cansado. Llegamos a una estación del metro azul, no recuerdo el nombre, hasta Belmont - Blue. Que si fue algo de distancia, pero esta coquetona la vista desde arriba. El lugar estaba algo lleno, de hecho no había asientos en barra solo en comedor. Rox no sabía si quería comer o no, pero nos vimos forzados para poder sentarnos. Las cervezas del lugar eran buenas, comencé con la recomendación obvia, la IPA de la casa AntiHero. Muy sabrosa cerveza, pero la comida no tanto. Rox pidio fish and chips (en Goose Island pidió lo mismo, se quedo traumada) y yo un Rubens que no era tan digno como el de Katz.
Como estábamos lejos del Loop, preferimos regresarnos no tan ebrios y descansar un poco, porque el día siguiente partíamos de regreso a Guadalajara.
Lunes 16 de Septiembre 2013
La última mañana en Chicago, tenía que ser especial y Rox tenía ganas de sentir el poderío americano en forma de un desayuno digno, la sugerencia fue Wildberry Pancakes que estan a pocos pasos del Cloud Gate, lo cual no quedaba nada lejos del hotel. Rox sabía a lo que iba y escogio un brutal plato de pancakes con mucha mermelada y crema, estaba muy bueno, pero si era ofensivo a la salud. Yo como no gusto de tanto dulce en la mañan preferi unos huevos Benedicto que estaban deliciosos.
Terminamos de desayunar, algo derrotados. De costumbre Rox no se terminó su comida y se veía tan bien que le ayude un poco. Por eso fui gordo. Teníamos tiempo antes del vuelo, salía poco después de la hora de la comida. Paseamos entonces un poco en Millenium Park para tomar unas cuantas más fotografías. Como era temprano casi no había turistas en el frijol galáctico. Una cosa que olvida comentar del parque, es el montón de estatuas que tienen. De extraños animales, a especies de maniquis haciendo nada, y cabezotas gigantes que tienen plantas como cabellos. También la Crown Fountain, que es una fuente loquisima porque tiene pantallas LED que van mostrando rostros de personas. Vale la pena quedarse un rato para ver como cambia.
En el hotel, fuimos a hacer el check out y tomar las maletas, que como podrán imaginar estaban llenas de cerveza y ropa. Chinatown fue el objetivo para pasear y luego comer un rato. Tenemos una fijación por ir a los barrios chinos, aunque siempre son tan similares. Culpo a Rox por su amor a comprar muñequitas chinas. El único problema es que estuvimos paseando con todo y maleta, es una pequeña molestia estar cargando con el maletón. Sobre todo porque en es momento la parada de metro de Chinatown no funcionaba y tuvimos que tomar un shuttle del mismo metro.
La comida buscada, fueron dim sum, queríamos un poco de szechuan pero es explosiva, y la vida es muy corta para sufrir tanto. Escogimos el lugar que tenía más asiaticos por segundo, y creo que no fallamos. Nos dieron te de jazmín y un mantel con monton de fotos de dim sums, donde deberíamos marcar cuantos de cuales. La mejor idea. Es mucho más fácil así que pelear con la mesera intentando pedir noodles como en NYC.
Seleccionamos unos cuantos, sobre todo los que son bollitos (baozis) y el mayor error de mi vida. Una especie de tamal, si como de tamal, en hoja de loto que tenía como vísceras de gallina. Era como que popular en los locales, pero no fui capaz de comerme ni la mitad de uno (eran dos). Era tan visceral el sabor que me derrote.
Ya saliendo de Chinatown, tomamos el shuttle a la estación del metro más cercana, y a recorrer kilometros hasta las lejanías de los suburbios y encontrar el aeropuerto. Que fue bastante agradable, porque el metro te deja afuera. Tuvimos unas cuantas horas para disfrutar y beber unas cervezas antes de despegar de regreso a casa.
En general me gusto mucho Chicago, la comida y sobre todo las cervezas son deliciosas. El area que concentra desde el estadio y museos hasta Magnificent Mile es genial, muy bien pensado y ejecutado como ciudad. Los demás barrios, como Pilsen, me hubieran gustado conocer, quizás en otra ocasión. Si sería una ciudad a la que regresaría, sobre todo a cobrar venganza en más cervecerías.
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