Dentro de todos los destinos que quiero conocer, siempre hay una lista de lugares nacionales que siguen ahí en espera a ser visitados y descubrir sus comidas y paisajes. Entre estos lugares se encontraba el estado de Chiapas. No tenía claro que quería visitar ahí, dado que la lista de lugares es grande, pero sabía que no sería problema tomarme unos días y descubrir un poco de la región. La ruta que tomamos fue un circuito desde el aeropuerto de Tuxtla. Volando con Vivaaerobus, que los haters dirán que es malo, pero en lo personal no se me hace nada mal por el precio pagado.
El inicio fue San Cristóbal de las Casas, el legendario Pueblo Mágico que es reconocido a nivel mundial. Que sirvió de introducción a los tamales chiapanecos, un poco de cacao y a las artesanías locales. Ya Rox platicara un poco más del tema, así que sigo adelante. Como buen lugar turístico, la opción de viajes a las cercanías (y no tan cercas) está disponible en muchos agencias de viajes para diversos gustos. Esta vez le dimos la oportunidad al sitio web México Destinos que tuvieron un buen servicio y al parecer un precio competitivo.
Como habíamos decidido hacer circuito buscamos un tour que nos dejará en el siguiente destino y no regresara. Tomamos uno que pasaba por las cascadas de Agua Azul que es un curioso destino enclavado en una comunidad indígena y tiene una hermosa vista del río. Uno puede entrar a nadar pero con cuidado, por que las partes profundas y la corriente del río pueden ahogarte. De hecho al parecer es común que suceda, cuando estuvimos ahí se ahogó una persona. La comunidad tiene diversidad de puestos, pero lo importante es un pozol. Que es una bebida de maíz y chocolate, es super adictiva. La gente la mira con desconfianza porque no luce muy agradable pero es muy buena.
El siguiente punto en el tour es Misol-ha, que es otra cascada. Aunque es más alta y el interior se puede pasear por debajo, esta parada es más bien para comer porque te dan muy poco tiempo. En general todo el tour es muy apretado porque el tiempo en carretera es largo hasta el destino final en la zona arqueológica de Palenque. Y si hay bloqueos en la carretera, espera un poco más. Nuestro caso empezamos a las 4 de la mañana y estuvimos llegando a Palenque casi a las 3 de la tarde.
La zona de Palenque me gusto mucho, pero para el momento que llegamos mis fuerzas y ganas de vivir eran pocas. Fue lamentable porque no logre recorrer mucho fuera de los edificios principales en la entrada. Pero me quedo con la idea de regresar un día exclusivamente para visitar estas ruina y tomar más pozol de misteriosos recipientes. Hasta que terminamos el tour, y muchos regresaron a San Cristóbal, lo cual encontré ofensivo. No imagino tener que regresar por esa mismo camino de regreso el mismo día.
La zona hotelera en Palenque es pequeña pero bastante linda. Y aunque tiene precios fuera de lo esperado si hay opciones regulares para el visitante nacional. De aquí comenzó otra aventura en carretera para llegar a Tuxtla. Los autobuses de Palenque van hacia Villahermosa, que por cierto hubiera querido pasear sus calles pero no había tiempo, y luego a Tuxtla en un trayecto de unas 7 horas. Sentí que viajaba Guadalajara a la Ciudad de México. Sabía que las distancias eran largas en Chiapas, pero vivirlas no fue lo mismo con el calor que hace. Quizás sea ya la edad, jejeje.
Tuxtla Gutiérrez es la capital del estado chiapaneco, y que puedo decir. No me gusto la ciudad. Creo que todo Chiapas está bien para conocer, pero Tuxtla parece que solo es un destino rápido para pasar al Cañón del Sumidero. Tiene una vibra extraña, he visto ciudades más interesantes que no son ni capitales ni Pueblos Mágicos ni nada relevante. El atractivo del Parque de la Marimba, fue complicado, no puedo decir que me gusto pero entiendo el valor cultural. En cambio el viaje en lancha en el Sumidero es bueno. Claro que no hay mucho que explicar, vas en un bote con agua, vegetación, uno que otro cocodrilo y grandes rocas. Pero la vista y los grandes acantilados te demuestran que es un importante sitio del país. Al final terminas en Corzo, donde se puede disfrutar de una delicia porcina local. El cochito al horno, que es un cerdito horneado crujiente servido en un fuerte caldo oscuro con chiles anchos que tiene un gran aroma y delicioso sabor. Claro que acompañado de un pozol.
En general fue una grata experiencia conocer Chiapas, con la promesa de regresar a Palenque (quizás volando a Villahermosa), que debería aprovecharse más para variar un poco los destinos típicos de playa. Lo único que me falto fue comer más tamales, pero ya tengo en la vista Oaxaca que también figura en mi lista de destinos nacionales.
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