Era sábado por la mañana y estaba un poco desilusionada del viaje, habíamos perdido todo el día anterior en llegar a Rincón de Guayabitos debido a los problemas de seguridad en Guadalajara. En mi post Un día épico podrán leer todo el drama completo.
Aún sin hotel comenzamos a buscar opciones de hospedaje y solo encontramos un cuartos que con lo único que contaban era con una cama y un mini baño, me sentía derrotada y mi cara comenzaba a articular pucheros.
Después de mis diez minutos de drama, Geo ya tenía un plan teníamos que tomar un camión a Las Varas, Nayarit y de allí un taxi a Chacala.
Llegamos a las 10:00 am y el check in era hasta las 3:00 pm pero no importaba por fin estábamos en la playa y ya teníamos hotel. En la zona hotelera de Chacala encontrarás alrededor de 7 hoteles. La mayoría con menos de 20 habitaciones, nosotros nos quedamos en un hotel llamado Las Brisas con instalaciones modernas y muy limpio. Lo único malo por así decirlo es que no tenía piscina.
Pagamos $1,100 la noche en habitación doble, la habitación tenía estufa, refrigerador, horno de microondas y utensilios de cocina ¡bastante completa!
Llegamos y lo primero que hicimos fue ir a un palapa para tomar una cerveza con un toque de limón. Si no tiene ese toque de limón no estas en la playa. Disfrutábamos de la vista y por primera vez en el viaje ya me sentía de vacaciones.
Chacala es una playa pequeña de ambiente familiar, el turismo que recibe es nacional con un poco de extranjeros. Veía a muchos estadounidenses tal vez disfrutando de su retiro en esta hermosa playa ¿quién podría culparlos? Es hermosa y tranquila.
La playa cuenta con una pequeña zona hotelera, bungalows y una zona de camping. La opción de acampar no es de mis favoritas ¡nada como la comodidad de la cama y baño en la habitación! Pero si no tuviera otra opción más que acampar lo haría en esta playa.
Es muy bonito visitar una playa y ver que a pesar de las familias que van y hacen su picnic, o de la gente que compra cervezas en la tienda y se las va tomando por la costa. A pesar de la vendimia que hay, la playa se mantiene limpia, la gente tienen el buen hábito de tirar la basura en su lugar.
##¿Donde comer? La comida y bebida están a precios accesibles, por ejemplo la cerveza en una palapa te sale alrededor de $20 pesos. También tienes la opción de comprar las cervezas en la tienda y puedes caminar con esta sobre la costa sin ser molestado, mientras estés tomando tranquilo y recojas la basura que haces nadie te molestara.
Opciones de comida encuentras bastantes, nosotros comimos en La Palapa de San Isidro. Pedimos una parrillada para dos personas que tenía camarones, pescado frito, almejas, langosta y filete de pescado con guarniciones de arroz y verduras a la mantequilla por sólo $270 pesos y las cervezas estaban en $22 pesos.
Si tienen ganas de botanear podrás encontrar, a lo largo de la playa, puestos de ostiones, cocos y bebidas preparadas. Las micheladas que sirven con mariscos arriba o cosas locas también están a la orden del día. Ya al atardecer salen niños que venden pan de plátano entre otros postres muy ricos a $10 pesos.
Una vez que oscurece ya no puedes, o no es lo más seguro, caminar por la playa así que lo mejor es aprovechar para recorrer el pueblo y de paso ver que puedes cenar. Terminamos cenando un huarache con queso y chorizo asado por $45 pesos.
En general me encanto la playa sin duda regresaría con un poco más de tiempo, a pesar de todos los inconvenientes iniciales este viaje valió la pena. Para salir al poblado de Las Varas puedes tomar un taxi comunitario el cual cobra $15 por persona.
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