Disfrutando de estos días que cada vez se tornan más calurosos se me ocurrió que seria buena idea hablar de nuestra visita a Cartagena, Colombia, en especial de nuestra visita a las islas. Dicen que “recordar es vivir” así que espero cerrar los ojos y cuando los abra despertar en una hermosa isla rodea de agua cristalina y de una azul intenso acompañada de una cerveza ¡oh si! Esperemos que al terminar el artículo funcione.
Islas en Cartagena
Cada día alrededor de las 8:00 am salen del puerto de Cartagena tours con destino a diversas islas que se encuentran cerca de la ciudad. Puedes llegar a al puerto unos 30 minutos antes de que comience el tour, aunque lo recomendable es llegar temprano para alcanzar los mejores lugares. Puedes tomar el tour express que es en una lancha con cupo para 10 personas aproximadamente y llegar en una hora a la primera isla o puedes tomar el tour en ferry que es en un barco mucho más grande aunque el recorrido a la primera isla dura como tres horas.
Nosotros decidimos tomar el del ferry ya que la idea de ir en una pequeña lancha no entraba en mi cabeza. El ferry en el que nos íbamos era de dos pisos, el primero contaba con la comodidad del aire acondicionado que con el calor que hace en Cartagena se agradece. También se encontraba una zona de snacks y los baños ¡cool! En el segundo piso se vivía el ambiente colombiano, aunque extrañamente había muchos chilenos, estaba un animador que invitaba a la gente principalmente a bailar por un chococono la oferta sonaba tentadora ¿que diablos es un chococono? Al final de viaje estarían en oferta y lo descubriría.
Disfrutamos un poco de las comodidades del primer piso del ferry con el aire acondicionado pero después un instinto de vivir la vida loca se apodera de mi. Decidí que era buena idea recibir los rayos solares directos en mi delicada piel ¡claro lleva como un litro de bloqueador solar! Así que salimos a la cubierta a disfrutar del paisaje y ver como iba quedando atrás la ciudad conocida como Cartagena de Indias.
El recorrido fue bastante ameno podía sentir la refrescante brisa en mi piel mientras me perdía en sus hermosas aguas azules, sacábamos algunas fotos y escuchaba música como el Meneadito. Diversos concursos como quien baila mejor y “que le den su chococono”. Cuando estábamos a punto de llegar a la primera isla empezaban a darnos instrucciones como el tiempo que duraríamos y lo que podíamos hacer que básicamente era no mueran y nos vemos en una hora, si no llegan a tiempo ¡fierro!.
Isla del Rosario
Después de tres horas y unos cuantos chococonos regalados llegamos a la Isla del Rosario donde podíamos entrar a el acuario a ver los típicos shows de delfines o conocer la isla. Como somos gente grande optamos por conocer la isla. Y hacer cosas de islas como comer, hidratarnos y tratar de mojar nuestros cuerpos en las aguas saladas. Lo primero que hicimos fue comprar una langosta con mayonesa y cátsup la cual fue muy barata “pa agarrar energías”. Después de eso nos hidratamos un poco y era momento de tratar de meternos en el agua. Teníamos solo una hora yo me esta derritiendo tal chococono así que había que aprovecharla.
Es una isla muy bonita donde fácilmente te relajas y vas perdiendo la noción del tiempo tan rápido que sentí que apenas habíamos llegado cuando era momento de regresar al barco ¡nooo! Creo que si visitas una isla así de bonita el entrar al acuario es una pérdida, ya que si se disfruta bastante la isla, lo único que le criticaría que solo contaba como con cuatro baños para mujeres que no eran suficientes para la cantidad de gente que la visitaba.
Isla Barú
A diferencia de la Isla del Rosario, la Isla Barú era mucho más grande por lo cual de esta última solo dimos un recorrido por Playa blanca. De la Isla del Rosario a la Isla Barú fueron casi dos horas de recorrido, el recorrido seguía siendo panorámico y ¿adivinen que? más chococonos.
Después de tantas horas en el mar empezaba a sentirme mareada pero afortunadamente esa sensación solo me duro poco. Nos estábamos acercando a nuestro destino y el capitán comenzaba a dar más instrucciones. Para llegar a esta isla tendríamos que tomar un transbordo en unas lanchas ya que no podían meter el barco, el traslado afortunadamente fue rápido, en esta isla nos darían de comer y tendríamos dos horas para disfrutarla ¡cool!
Había leído que la gente se quejaba de la calidad de la comida que daban en el tour pero ya eran cerca de las dos de la tarde y moría de hambre un poco de comida con arena no me caes mal, después de todo estoy acostumbrada a comer tacos en la calle. La comida era pescado frito el cual sufría de desnutrición acompañado de patacones y compramos unas como gorditas de maíz amarillo fritas llamadas por los locales *masitas.
“Coman masitas para que se pongan más gorditas” admito que estaban buenas
Terminamos de comer y por fin era momento de conocer la playa, el comercio se dividía en las siguientes actividades: vendimia de collares y pulseras de perlas, hombre con carretillas llenas de licores misteriosos que vendían bebidas preparadas, renta de palapas, las señoras que vendían las masitas y la más peligrosa de todas que era un niño como de 14 años con una hielera que vendía cervezas.
El niño se acercó para ofrecernos cerveza, claro que las condiciones climatológicas de calor extremo exigían el consumo de la mismas. Compramos las primera dos y el niño no tenía cambio a lo que dijo “no se preocupen ahorita me las pagan”, creo que el niño pudo percibir el brillo de cerveza en los ojos de Geo y sabía como acabaría esta historia. Terminaríamos consumiendo lo suficiente que no habría necesidad de conseguir cambio. El niño fue dedicado con un amplio sentido de servicio al cliente, sabía cuando estábamos por terminarnos la cerveza y ya tenía otra lista, era como en las películas y no podía dejar de pensar ¿así se sentirán las Kardashian?. Niño estés donde estés ¡respect!
Se llegó el momento de regresar a Cartagena y el el tour lo disfrute bastante, el regreso fue más rápido y la gente ya venía más ambientada o se habían encontrado un niño como el que nosotros encontramos. La música paso del Meniadito a el Rey de Vicente Fernandez. Tengo que admitir que solo me se el coro de la canción, pero es muy bonito escuchar música mexicana fuera de México.
Mis recomendaciones antes de comprar los boletos para el viaje regateen el precio. Siempre funciona, compren los boletos en el puerto, lleven traje de baño, agua, mucho protector solar y compren un chococono. En realidad el chococono sabe feo no dejen que su nombre los engañe.
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