Uno de los lugares que aún no conocíamos y habíamos escuchado muy poco es Querétaro pero los pocos comentarios eran buenos así que pintaba en la lista de lugares a conocer. Antes de visitar el lugar solo lo ubicaba por su famosa Ruta del vino y queso aunque no me considero amante de los vinos ¿quién soy yo para negarme a un poco de vino? Y si lo acompañas con el queso hasta se vuelve una cosa cultural, al menos eso dice la publicidad.

Muñeca de trapo dando la bienvenida

Querétaro cuenta con dos pueblos mágicos Tequisquiapan y Bernal como viajamos en carro podríamos visitar los dos pero teníamos que tomar la importante decisión de ver en cual pasaríamos la noche. Al final nos decidimos por Bernal porque no hay nada mejor que recibir el equinoccio al pie de la gran peña de Bernal y obtener un poco de su energía con ayuda del pulque.

Como tenía un buen presentimiento acerca de la peña y sus energías decidí hacer caso omiso de Google Maps e indicar a Geo la ruta más rápida para llegar a Bernal de acuerdo a el nivel de energía que sintiera, desafortunadamente mi método no funcionó pero al darle una oportunidad a Google Maps logramos llegar. Llegamos poco después de mediodía y había algo de tráfico “todos querían recibir la energía de la peña”, en la entrada del pueblo hay varios locales comerciales donde puedes encontrar gorditas, queso o gorditas con queso.

Centro del pueblo con los paseantes a la peña

Empezamos nuestro recorrido hacia el centro y me percaté de que al menos ese fin de semana estaba permitido beber en la calle, había varios puestos improvisados de micheladas. Por el calor me sentí tentada a comprar una pero acababa de llegar y mi primer misión era dar un recorrido general, nada tenía tanto ambiente como la licorería donde con dos enormes bocinas anunciaban la promoción del día seguida de las cumbias y gente que se quedaba a bailarlas.

El popular camino a la peña, lleno de tiendas

El pulque es una de esas bebidas que no lograba entender porque la gente la bebe, no era algo que se me antojara probar hasta esta visita a Bernal. Entramos a una plaza que llamó la atención de Geo con un pequeño letrero que indicaba la venta de pulque, al acércanos y poner nuestra típica cara de ¿que vende? el señor nos preguntó si queríamos probar los diferentes sabores ¿como negarme a una degustación de pulque? No sé si fue el calor o el equinoccio pero al probar el de piña lo disfrute, por primera vez percibí el pulque con gusto ¡tenía un sabor ácido pero refrescante! Que simplemente me convenció. El pulque solo nos sirvió para abrir el apetito y como en Querétaro ya había probado suficientes gorditas era momento de algo más elegante. Terminamos en un restaurante Italiano llamado La Playa el cual recomiendo por su calidad y precios que acompañados del vino de la casa fue una excelente comida.

Fuente en el centro con el restaurante La Playa de fondo

Sin duda uno de los mejores fines de semana para visitar Bernal debe ser el cercano al equinoccio ya que se siente el ambiente en las calles llenas de gente, gran parte de esa gente vestida de blanco y unos cuantos con toda la actitud de hacer el recorrido hacia la peña que según lo que consultamos era unos 30 minutos. También cuentan con una opción cómoda ya que si quieres subir a la peña pero la condición física no lo permite al inicio del camino puedes subir a un tuk tuk (taxi moto), transporte que es muy característico en la India y al parecer en México empezará a tomar presencia.

Castillo medieval

Por último no te puedes ir de Bernal sin visitar su castillo medieval, así es escuchaste bien Bernal cuenta con un castillo medieval que en la actualidad sirve de hostal. Les diría que tampoco se pueden ir sin probar el nopal a la penca pero no note ninguna diferencia en el sabor. Por lo que no se pierden de mucho. Algo que no puede probar fue el pan de queso recién horneado hicimos cola como por 20 minutos y una persona que estaba antes de nosotros compro todo el pan de queso que quedaba ¡fue muy triste!

Sin pan de queso, tomando las últimas fotografías

La visita a Querétaro valió la pena y espero poder regresar esta vez a hacer la famosa ruta del vino y queso en un futuro no muy lejano.